Pescando camiones

Por Saludyotrascosasdecomer
El camión entró en la curva a demasiada velocidad, se llevó por delante el quitamiedos y cayó por el barranco hasta estrellarse contra un fresno que, erguido, aguantó el embite sin quebrarse. Algunas hojas amarillas sembraron la superficie del río y se dejaron arrastrar por la corriente.
Samuel oyó de pronto el ruido de diez mil kilogramos de hierro, goma y gasolina cuesta abajo sin control y, empujado por el miedo y el instinto de supervivencia, sin mirar atrás soltó la caña y se tiró al agua. Nadó hasta sentirse a salvo. Cuando entró en el bar, Pedro, el chigrero, no pudo reprimir la risa. Samuel, pálido y empapado, apoyó los brazos en la barra y respiró profundo. Pero Samu, ¿qué fue lo que pescaste? Un camión, Pedro, un camión así de grande.
¿Cómo te llamas? Iván. Bueno, Iván, tranquilo, soy el médico. Ya están llegando los bomberos y en un minuto te sacamos de aquí. ¿Dónde te duele? Me duele el pecho. De acuerdo. Voy a ponerte algo para el dolor. ¿Puedes coger el móvil que está en el bolsillo del pantalón y llamar a mi mujer? Se llama Ana. Dile que estoy bien; pero que no llegaré a comer.