La Semana de la Alta Costura en París llegó a su fin. Por suerte, nos queda el registro visual de vestidos que veremos desfilar una y otra vez por eventos de aquí en adelante. En esta oportunidad, nos rendimos ante el encanto de: Giambattista Valli y Chanel. Oda a ambos. Giambattista Valli: "una historia de amor", como prefirió llamarlo su diseñador, que abrazó vestidos vaporosos, los infaltables blanco y negro, estampas florales, rayas, pieles, capas, volúmenes y apliques florales. Entre las combinaciones que más me gustaron: camisas con faldas; y chaquetas con péplum con pantalones arremangados. ¿El detalle? Pasadas con turbantes y gafas; joyas y zapatos para querer.
La imaginación al poder: el siempre y tan característico tweed aplicado a varias prendas (no sólo a su famosa chaqueta); bermudas que se asoman por debajo de faldas (sinónimo de comodidad); vestidos con bordados; dorados, metalizados, grises, azules, rojos; plumas. Está claro, en su imaginación todo es posible. Tal es así que, aunque suene paradójico, en el barroco encontró su mejor definición de modernidad. ¿Los detalles? El encanto de la sencillez: ojotas con moños de satén y botas de caña alta para contrarrestar tan intensidad en cada uno de los diseños.
(Imágenes: gentileza Vogue España)