Picaduras de insecto: ¿Por qué a mí?

Por Mariajosehe @Herraiz_MJ

Mira, permíteme que te diga que simplemente porque estabas en el lugar y momento adecuado, así de fácil, sin más.

Si bien parece, según algunos estudios publicados, que tienen en cuenta el dióxido de carbono que exhalamos al respirar y el ácido láctico de nuestra transpiración a la hora de elegir a la mejor víctima.

Los insectos que en nuestro medio (Europa) pueden picarnos con más frecuencia son: abejas, avispas, arañas, mosquitos y hormigas.

Generalmente lo hacen como respuesta de defensa ante nuestro “ataque”, aunque tal ataque sea simplemente estar durmiendo la siesta…

Las avispas parece ser que pican aunque no crean que les vaya a atacar nadie y, ya que se ponen, pican varias veces a la misma persona.

Una picadura es la introducción de un apéndice (aguijón) del insecto en nuestra piel y este hecho puede provocarnos diferentes respuestas, dando síntomas simplemente locales o extenderse más allá y ser generales.

En el lugar donde nos ha picado aparecerá una pápula (comúnmente conocida por habón) que provocará picor y en algún caso dolor. Esto es lo más frecuente y suelen ser reacciones leves, autolimitadas y que no se complican.

Alguna vez resulta que a partir de esa picadura se produce lo que llamamos una celulitis en la zona (que no tiene nada que ver con la piel de naranja o las cartucheras). La zona alrededor de la picadura estará roja, caliente y dolorosa, y muchas veces podemos encontrar en el centro el aguijón del animalito.

En personas especialmente sensibles, una segunda picadura (cuando la primera ha dado ya una celulitis) podría tener una reacción local mayor, inflamando incluso las articulaciones que se encuentren cerca y dando sintomatología general y no sólo local.

Cuando hay sintomatología a nivel general (sistémica) la situación se complica más.

Este tipo de reacciones que no son las más habituales pueden ser alérgicas, tóxicas o tardías y depende no sólo del insecto que las haya ocasionado sino de nuestro organismo y el estado general en el que se encuentre. Se pueden producir a cualquier edad.

Cuando la reacción general es de tipo alérgico puede ocasionarla una sola picadura.

Si la reacción general es de tipo tóxico es porque ha habido múltiples picaduras y normalmente aparecen náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, cefalea…En estos casos la gravedad aumenta cuanto menor (en edad) sea la persona que la sufra.

Las reacciones generales tardías son las que aparecen días o semanas después de haber sufrido la picadura y son todavía menos frecuentes que las anteriores. Acostumbran a ser muy graves, provocando síntomas más llamativos además de los que ya he comentado, como artralgia, astenia, adenopatías, alteraciones de la coagulación y un etc. que no voy a comentar para no preocupar a nadie excesivamente, pero que pueden en caso de no ser tratadas, acabar con la muerte de la persona.

¿Qué hacemos para evitar las picaduras?

Pues lo fundamental y más fácil es prevenirlas. Y ¿cómo se hace?: Tapándonos, pero como en verano es un poco complicado, podemos también recurrir a otros trucos:

Evitar usar perfumes y ropa de colores muy llamativos, llevar las máximas partes de nuestro cuerpo tapado, no ir descalzos…, todo esto si lo que vamos es a dar un paseo por una zona en la que presuponemos que va a haber animales con no muy buenas intenciones hacía nosotros, claro.

También podemos usar repelentes de insectos, siempre teniendo mucho cuidado al aplicarlo a los niños menores de 2 años (muchos de ellos están contraindicados hasta los 6 años).

Si resulta que ya nos han picado, lo primero que hemos de hacer es lavar la zona con agua fría y jabón. Poner hielo (nunca en contacto directo con la piel o la quemaremos) y desinfectar la picada con un producto como el Betadine (Povidona Yodada), y hacerlo en este orden.

Si el aguijón está todavía en la piel, se ha de extraer con cuidado, con unas pinzas o incluso con el borde de una tarjeta de crédito.

Si hay mucho picor o dolor podemos aplicar alguna crema o pomada con corticoides en la zona.

Si a pesar de eso sigue molestando se puede tomar un analgésico suave (paracetamol) o un antiinflamatorio.
También puede funcionar un antihistamínico vía oral tipo Difenhidramina.

Si esto no fuera suficiente se precisa ya de la administración de un ciclo corto de corticoides vía oral, por ejemplo Prednisona a dosis de 1 mg por Kilo de peso al día, durante 3 días, pero prescrito siempre por un médico, nunca por la “vecina del quinto”.

Si la zona de la picadura se ha infectado deberemos tomar antibiótico, pero para eso igual que en el anterior punto se debe acudir al médico. Los más usados en estos casos son la Cloxacilina y la Claritomicina.

Y siempre que aparezcan síntomas de tipo general como los que he comentado, o sea que no sean sólo en la zona de la picadura, es obligatorio (iba a decir aconsejable, pero mejor obligatorio) acudir a un centro médico.

¡Y ahora sólo nos queda tener suerte y no estar ni en el momento ni en el sitio adecuado durante todo el verano!

Fuentes: Guías Fisterra, Manual Merck