Fuente: Dr. Ismael Gil Romea. Médico del Servicio de Urgencias. Hospital Clínico Universitario. Zaragoza-España. Existen una serie de seres vivos portadores de un aparato picador característico, a través del cual inoculan a sus víctimas un veneno o ponzoña exclusivo.
Estas sustancias son mezclas complejas de compuestos tóxicos y digestivos, los cuales son inyectados a través de un aguijón en un punto exclusivo de nuestra superficie corporal. En ocasiones, en caso de ataques masivos, pueden ser decenas o cientos de puntos de inoculación, como por ejemplo la agresión por parte de una colmena de abejas o un enjambre de avispas; si bien es cierto, que este hecho es inusual. Algunas veces dicho aguijón es conservado por el insecto, y en otras queda dentro de nuestra piel, como veremos más adelante. Afortunadamente, en nuestro país, la incidencia de casos graves por picadura de escorpiones, abejas, avispas, arañas o medusas, es escasa, y si estos se producen es debido al estado previo del paciente o a que éste se encuentra previamente hipersensibilizado, suponiendo entonces una situación de urgencia vital.
Picaduras de abejas y avispas
¿Cuáles son los síntomas de estas picaduras?
¿Cómo puede prevenirse estas reacciones alérgicas?
¿Cómo se tratan estas picaduras?
Picaduras de abejas y avispas
Todo el mundo se siente un poco nervioso cuando una abeja o una avispa revolotea a su alrededor. ¿Quién sabe cuáles son sus intenciones?
Lo cierto es que sólo atacan cuando se les molesta, se sienten en peligro o intentan defender su panal o colmena.
Como todos los himenópteros, estos seres vivos presentan un temible aguijón en el último segmento de su abdomen.
Excepto la abeja, el resto de insectos del grupo retienen el aguijón y pueden picar repetidamente.
Su veneno, eficaz mecanismo de defensa, puede dar lugar a reacciones alérgicas, aunque puede resultar mortal en individuos hipersensibilizados ante dichas sustancias químicas.
El orden Hymenoptera incluye avispas, abejas, abejorros y hormigas, (probablemente existan más de 100.000 especies en el mismo), y sin duda estos insectos causan al hombre más picaduras que ningún otro grupo de animales venenosos.
La gravedad del cuadro depende del número de picaduras (hasta 1000 en algunos casos), exposición anterior, edad y estado general del paciente.
En Estados Unidos se registran más muertes anuales como consecuencia de esta lesión que por mordedura de serpientes.
Desde luego la picadura de estos pequeños seres inyecta menos veneno, y son las reacciones alérgicas graves, más que los efectos tóxicos directos del veneno, la causa de la mayor parte de las muertes.
¿Cuáles son los síntomas de estas picaduras?
Los cuadros clínicos que comprende su espectro van desde manifestaciones sólo locales a un shock alérgico de aparición inmediata, o reacciones retardadas que pueden aparecer 10-14 días después de la picadura.
La reacción del hombre a las picaduras de insectos es muy variable. En general los efectos más graves suelen producirse en picaduras de cabeza, cara y cuello.
Puede observarse una pápula indolora pasajera o un dolor quemante difuso intenso junto con picor, quemazón, zonas de anestesia y dolor de cabeza.
A veces urticaria, inflamación y enrojecimiento.
A nivel muscular puede llegar a observarse debilidad, espasmo, contracturas o parálisis.
En casos graves insuficiencia respiratoria, dificultad en la deglución, parálisis ocular, fiebre, náuseas, alteraciones de la frecuencia y el ritmo cardíaco y shock.
¿Cómo puede prevenirse estas reacciones alérgicas?
Mención aparte merece la prevención; todos los sujetos con antecedentes de reacción grave a picaduras de insectos deben ser desensibilizados.
Para identificar de la manera más precisa dicha hipersensibilidad deben usarse pruebas de alergias con los venenos específicos; y se debe instituir la desensibilización 14 días después de una picadura grave.
A los pacientes sensibilizados debe aconsejárseles usar ropa de manga larga, evitar riesgos innecesarios y llevar siempre a mano un botiquín que contenga tabletas de isoproterenol para uso sublingual, adrenalina en aerosol para inhalación, y pinzas para extraer el aguijón.
¿Cómo se tratan estas picaduras?
El tratamiento local ha de basarse en la extracción del aguijón en caso de que haya quedado retenido, y siempre que sea posible; así como el lavado de la herida con agua y jabón.
La inyección de lidocaína local puede aliviar el dolor de la zona en caso de dolor persistente de la misma en casos no complicados.
El frío tópico también es aconsejable.
En las formas leves los antihistamínicos tópicos y orales son recomendables hasta la desaparición de la sintomatología.
En caso de picaduras múltiples, la toxina total inyectada puede ser suficiente para producir síntomas generales graves, ello puede hacer necesaria la terapia de sostén: sedación, líquidos intravenosos, antibióticos y antihistamínicos.
La inyección de gluconato de calcio debe valorarse si aparece sintomatología neurológica.
Como medida precautoria puede indicarse mantener al paciente en observación 6-8 horas, vigilando así cualquier empeoramiento del estado general; y teniendo especial precaución con la aparición de hipotensión, espasmo bronquial o edema de glotis.
Ciertamente el tratamiento inmediato es la clave del éxito; y en las reacciones alérgicas no debe dudarse en la administración de adrenalina vía subcutánea en intervalos entre 5 y 20 minutos dada su breve acción.