Ahora bien. Nunca pidamos ayuda a alguien que no va a hacernos cambiar ni a curarnos sino que tal vez nos dará algo que nos duerma, algo que nos haga olvidarnos de quienes somos. Precisamente lo que necesitamos es estar muy despiertos para descubrirnos, para conocernos a nosotros mismos. El dolor siempre ayuda a esto. Pero a veces preferimos seguir sumergidos en la intrascendencia cuando es la Trascendencia lo que necesitamos, lo que de verdad nos curará.
Si pedimos ayuda la obtendremos. Si buscamos encontraremos. Pero tenemos que estar dispuestos a cambiar, a salir de nuestra zona de confort.
La recompensa será tan grande que nos arrepentiremos de no haber dado el paso antes. No sigamos dando vueltas, engañándonos a nosotros mismos y a los demás, no sigamos muertos en vida. Decidámonos a vivir. La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla.