Como tengo muchas lecturas atrasadas por reseñar y dije que poco a poco iría haciendo acopio de ganas para reseñarlas, pese a mi falta de tiempo y todo eso, aquí os dejo una. Hace tiempo que leí el libro así que a ver cómo sale. Últimamente he leído muchas novelas eróticas y es que… como para no hacerlo ¿Os habéis fijado en cómo están últimamente las librerías? Menudo aluvión de novelas de BDSM y temas diversos relacionados con el sexo. Pero bueno, a lo que vamos, aquí va mi opinión.
El libro
Autora: Megan Maxwell
Editorial: Esencia
Nº Páginas: 462
Precio: 14,90 €
Edad: para mayores de 18
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Sinopsis:
Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato. Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.
Mi opinión
Para empezar seré súper sincera y diré que Megan Maxwell es una autora con la que me cuesta muchísimo conectar. Con todo mi respeto a las personas que adoran su pluma a mí me deja bastante fría. Tiene un estilo muy peculiar, es muy directa en la acción y los diálogos y por ello sus novelas son muy ágiles pero, aunque no dudo que se las trabaje, me da la sensación de que les falta algo. Quizás es la escasez de descripciones, la falta de una subtrama más allá de la propia relación de los personajes (ya sean principales o secundarios). Echo en falta “algo” que despierte mi curiosidad, que me haga recapacitar y pensar. Es posible que mis lecturas de amores imposibles, que deben currárselo tanto para poder estar juntos, me hagan ver sus novelas demasiado planas. Pero, por otra parte, me gusta que sus personajes sean de la tierra y que sus expresiones lleguen sin pasar por un traductor pues los hace más cercanos (salvo Eric en este caso, obviamente).
El argumento de la novela es bastante sencillo: secretaria eficiente cuyo jefe es substituido por un dios griego que está para mojar pan y que encima se empeña en acostarse con ella saltándose a la torera la política de la empresa (pero es que no es el único, ya que su jefa también se acuesta con todo el personal). Al ser una novela erótica ya es podéis imaginar que la resistencia a caer en las redes de ese guaperas va a ser más bien poca. Además tiene un amigo con derecho a roce que bebe los vientos por ella, un gatito en estado terminal, una hermana pesada que se mete en su vida y una sobrina que es tan rica que te la quieres comer. Además de eso solo tenemos el típico tira y afloja de la relación con sus idas y venidas, con sus peleas y reconciliaciones.
Se podría decir que esta novela se escapa “un poco” de la estela de la famosísima trilogía que ha desatado todo este revuelo por la erótica ya que no se centra en el BDSM sino en el voyeurismo y el intercambio de parejas pero a la vez aprovecha el auge del género. Además Judith tiene casi nada que ver con Anastasia y Eric no tiene ningún trastorno mental (aunque si un par de sombras que se guarda celosamente de revelar).
Megan nos intenta mostrar a una chica guerrera con un pronto muy español y una chulería muy madrileña, que sabe lo que quiere y que no se deja amilanar por la situación. Es autosuficiente, sabe karate, monta en moto (y hasta compite y gana trofeos) pero a la vez tiene una faceta dulce que se refleja en sus gestos con su sobrina o en su apego a su mascota. A mí donde se me queda “coja” la novela es en sus reacciones. De acuerdo que la chica está saturada por la tensión sexual y el influjo del imponente Eric pero a la vez actúa de forma tan impulsiva que me deja desubicada. Tan pronto se niega a hacer lo que Eric le pide como sucumbe a sus encantos en un pestañeo, tan pronto le monta una pataleta como sale corriendo a emborracharse y se mete en la cama de alguien. He querido entender que Megan intenta expresar con sus acciones la lucha interna que mantiene la protagonista por mantener su esencia mientras intenta asimilar el cambio que supone en su vida una relación de pareja basada en el intercambio de sexo con otras personas. Y es que es un concepto extraño pues compartir a la persona que quieres en la cama cuando has sido monógamo toda tu vida es difícil de entender. Si os soy sincera después de terminar la novela yo no he entendido esta parte, simplemente me he dejado llevar por la narración sin intentar hacer juicios de valor. Posiblemente se resuelva un poco más en la segunda entrega de la saga (no sé si hay tercera) así que si me da por leerla ya os lo contaré.
Eric no me ha enamorado. Me gustan sus gestos tiernos hacia Judith y su toque masculino y sexual pero no se ha hecho un hueco en mi corazoncito. Supongo que se debe a lo mismo que he explicado antes: no entiendo sus acciones ni sus motivaciones al llevarlas a cabo.
Pese a todo esto es una novela que se lee bastante rápido. No mentiré y diré que me la he leído de una sentada. Para ser sinceros he leído otra entera y he probado alguna más antes de terminar de leerla (lo que me ha obligado a hacer un repaso rápido para ubicarme antes de retomar la lectura). Y el problema es que la trama es tan sencilla que puede llegar a hacerse pesada y monótona por más que sea aderezada con muchas escenas picantes de sexo explícito.
¿La habéis leído? ¿La leeréis?
Fuente: http://www.librosdeensueno.com