¿Piensas en exceso?

Por Salutis @MariaSalutis

Vivir una vida racional y pensar el fin para el que hacemos las cosas es lo mejor que nos puede ocurrir. Pero cuando nuestra mente se queda dándole vueltas y más vueltas a nuestros pensamientos y produce sentimientos negativos, se da lugar al "efecto levadura", tal como lo denomina Susan Nolen-Hoeksema en su libro "Mujeres que piensan demasiado". Según esta autora, "la mujer tiene el doble de probabilidades que el hombre de caer en una depresión profunda o de sufrir ansiedad", pero el pensar demasiado no entiende de sexos.


Los pensamientos repetitivos más frecuentes tienen que ver con cuestiones de pareja, problemas de familia, con los hijos o de la salud, que afrontamos con una trascendencia excesiva y que nos hacen reaccionar de forma violenta o nos ocasionan mucho sufrimiento y temor.

Estos pensamientos tienen lugar a partir de una pequeña experiencia o discusión que pasan a generar conversaciones, preguntas y nuevas relaciones de ideas que generan otros pensamientos negativos que se expanden y acaban por apoderarse de toda nuestra mente. El resultado es agotador y lejos de encontrar repuestas válidas, acabamos en un callejón sin salida presas de sentimientos de victimismo ("nadie me entiende" o "soy tan incapaz como siempre lo he sido"), ansiedad ("esto se acaba") y depresión ("mi vida no vale nada").

Y os preguntaréis, ¿cómo es posible liberarse de este hábito?

Existen pautas que nos sirven para retomar una forma de pensar más saludable, paso a paso:

  • El primer paso consiste en romper las ataduras: observa tus pensamientos y aprende a detectar cuando están empezando a rumiar demasiado de una manera inútil en tu mente; sepárate de ellos y descúbrelos como algo nocivo, decide pararlos para evitar que te hundan.
  • El segundo paso consiste en "arrastrarte fuera del fango" y situarte a una distancia que te permita ver las cosas con mayor claridad y perspectiva para poder tomar decisiones adecuadas. Cuando te veas preso de pensamientos excesivos, no tomes decisiones. Déjalas para más tarde, cuando estés más relajado y tengas un pensamiento más global y positivo.
  • El tercer paso requiere atención y acción para evitar caer en las trampas que nuestro “pensar en exceso” nos guarda para el futuro. Deja de hacer esas cosas que te incomodan tanto o, al menos, redúcelas (visitas, compromisos,etc..). No quieras perder demasiado peso a base de dietas muy estrictas y ponte en forma perdiendo menos y comiendo de forma más moderada; trátate con cariño y ten el valor de decir lo que realmente te gustaría hacer a los demás, sin culparte o sentirte mal si te tildan de "egoista".

Caer en la trampa de nuestros miedos y pensamientos obsesivos es lo menos útil y productivo que podemos hacer para nuestra salud mental. Aceptar la realidad y buscar alternativas que nos alejen de esos razonamientos es lo importante, y para ello hay que darse cuenta, reaccionar y ayudarnos de todo lo que esté en nuestras manos para poder superarlo.

¿Qué piensas?