Son muchas las novelas publicadas a lo largo de los años y cientos los personajes que en ellas nos hacen soñar, sufrir y disfrutar, acompañándoles en peligrosas aventuras, en complicadas reflexiones o en profundos sentimientos. Sin embargo, hay algo realmente difícil, algo que no todos los autores consiguen: crear personajes inmortales. Y no hablo de vampiros, ni de brujos u hombres lobo. No me refiero a dioses o ninfas que viven eternamente. Se trata de otro tipo de inmortalidad: cuando lees un libro en el que encuentras a un personaje que sabes que siempre te acompañará, hasta el último de tus días, y que después acompañará a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Un personaje cuya imagen se instala en tus retinas de una manera clara, cuyas palabras se repiten una y otra vez en tu mente, cuya línea de pensamiento resulta tan cercana a la tuya o, por el contrario, tan peculiarmente distinta, que siempre podrás identificarla.
Pero no voy a andarme por las ramas, pues vengo a hablar de uno de esos personajes en concreto: Pippilotta Viktualia Rollgardina Pfefferminza, hija de Efraín Calzaslargas y princesa de la isla de Kurrekurredutt o, como todos los niños y no tan niños de esta y aquella otra punta del planeta la conocen, Pippi Calzaslargas.
► Nacimiento del personaje
Ayer viernes, 26 de noviembre, se cumplieron sesenta y cinco años desde la publicación de Pippi Calzaslargas. Sesenta y cinco años desde que la portentosa imaginación de Astrid Lindgren nos ofreciese la imagen de esa niña pelirroja con la cara repleta de pecas y una media de cada color que nació con la única finalidad (en un principio) de entretener a la hija de la autora, enferma de neumonía. A la niña le encantaron las aventuras de Pippi, lo que llevó a la escritora a plantearse seriamente plasmarlas sobre el papel para regalárselas en una edición casera. Afortunadamente, Astrid Lindgren decidió que esa historia merecía ser también conocida por el público, así que decidió probar suerte con una editorial. Fue rechazada. Sin embargo, al cabo de un tiempo la talentosa autora decidió volver a apostar por Pippi y presentó el manuscrito a un prestigioso concurso en el que resultó ganadora. El premio consistía en la publicación de la obra, dando así comienzo a lo que se convertiría en uno de los fenómenos literarios y televisivos más importantes del siglo XX.
► En los confines de una pequeña ciudad sueca
Un encuadre verdaderamente encantador es el que Astrid Lindgren nos ofrece en las aventuras de Pippi, y es que no hablamos de bosques mágicos, de castillos, de grandes ciudades… La historia de Pippi Calzaslargas transcurre en las calles de una pequeña ciudad sueca, en una casa en las afueras, en un jardín… Lugares tranquilos, sin apenas ruido, sin escándalos. Lugares donde todo el mundo vive según una rutina, unas normas y una educación. Todo lo contrario a lo que Pippi puede aportar. Y es precisamente eso lo primero que hace de ésta una historia inolvidable: la llegada de Pippi a la pequeña ciudad revoluciona a todo el mundo, escandaliza a los adultos y encanta a los niños. La recién llegada se instala en un viejo y enorme caserón en las afueras, Villa Villekulla (Villa Kunterbunt, Villa Mangaporhombro, depende de la traducción), acompañada únicamente por sus mascotas: un pequeño mono llamado Señor Nelson y un caballo al que llama, simplemente, caballo (Pequeño Tío en la serie de televisión). Pronto, Pippi hace buenas migas con sus vecinos, un niño y una niña de aproximadamente su misma edad, llamados Tommy y Annika, que representan todo lo que se esperaba de dos niños bien educados de la Suecia de los años cuarenta.
► La protagonista
Centrémonos ahora en la verdadera protagonista: Pippi Calzaslargas es un personaje peculiar se mire por donde se mire, empezando por su aspecto: “Su cabello tenía exactamente el color de las zanahorias y estaba recogido en dos trenzas que levantaban en su cabeza, tiesas como palos.[…] Su vestido era […] de un amarillo muy bonito, pero como le había faltado tela, era demasiado corto, y por debajo le asomaban unas calzas azules con puntos blancos. […] Llevaba un par de medias, una negra y otra de color castaño. Calzaba unos zapatos negros que eran exactamente el doble de grandes que sus pies.” Pero no sólo su apariencia y vestimenta son diferentes a las de otros personajes, sino también su personalidad, su filosofía de vida y sus costumbres. Pippi rompe con todo lo establecido, con lo que era normal en aquella época e incluso hoy en día: una niña pequeña que vive completamente sola, no va al colegio, hace siempre lo que le viene en gana, tiene un padre que es rey de los caníbales y una madre que es un ángel.
Además, no podemos olvidar su inigualable fuerza, con la que es capaz de alzar en el aire a su caballo. Se comenta a veces en los medios, erróneamente, que dicha fuerza es debida a unos poderes, cosa que hay que negar rotundamente. Pippi no tiene poderes mágicos ni nada similar. Simplemente se trata de una niña bien curtida gracias a su vida en el mar, junto a su padre. Lo que sí tiene Pippi son respuestas para todo, y sale siempre airosa de cualquier situación. Además, es poseedora de una imaginación portentosa, lo que le hace meterse en más de un problema: sus continuas ocurrencias que siempre dibujan, como mínimo, una sonrisa en el rostro del lector, hacen que los personajes adultos la tachen de mentirosa, descarada o incluso maleducada. Sin duda alguna, Pippi Calzaslargas rompe con todos los tópicos que podrían esperarse de un personaje femenino de sólo nueve años de edad. Y es que podría considerarse que Pippi fue una figura revolucionaria que representaba lo que los niños, en sus fantasías, podrían desear: vivir sin las normas impuestas por sus padres, siendo los dueños y señores de una enorme casa repleta de singulares objetos y emocionantes rincones, no tener que ir al colegio, no hacer deberes y no tener que acostarse temprano. No olvidemos que todo esto surgió en un tiempo en el que la mujer no tenía prácticamente ni voz ni voto, y llegó Pippi, que perteneciendo al género femenino vivía sola, era extremadamente fuerte y además independiente económicamente hablando, pues disponía de un enorme maletín repleto de monedas de oro.
Pippi desafía a todos los adultos que tratan de meterse con su modo de vida e incluso se ríe de la policía, que trata de llevarla a un hogar infantil. Todas estas características, y el hecho de que Pippi pudiese a veces influir en sus amigos Tommy y Annika haciéndoles llegar tarde a casa o llevándolos de excursión, hicieron que los padres de la época sintiesen un rechazo hacia esas historias relatadas por Lindgren al considerar que eran un mal ejemplo para sus hijos y que les metían en la cabeza conceptos erróneos de lo que se consideraba normal acerca de la familia, la escuela o la buena educación. Quizá aquellos padres no se daban cuenta de que era precisamente eso lo que despertaba tanto interés en los niños: desafiar las estrictas reglas a las que se veían sometidos. Tal vez Pippi fue uno de los primeros eslabones en la construcción de la mentalidad de la sociedad actual, de las ansias de libertad, de igualdad y de tolerancia que hoy aún tratamos de conseguir pero que, sin duda, tenemos más cerca que entonces.
► El fenómeno mundial
Sin lugar a dudas, la serie de televisión protagonizada por Inger Nilsson y con guiones de la propia Astrid Lindgren contribuyó enormemente a la difusión y al crecimiento del fenómeno Pippi Calzaslargas, pues se televisó prácticamente en todos los países del mundo. No fue la única adaptación de los libros de Lindgren, ya que también se hizo otra serie, esta vez de animación, que fue emitida en Estados Unidos bajo el título Pippi Longstocking. Además, una película protagonizada por Tamy Erin en el papel de Pippi fue producida en los años ochenta, e incluso los escenarios de medio mundo han alojado durante años la versión musical de las historias de Pippi. Y son muchas más las versiones con las que Pippi Calzaslargas cuenta a lo largo de los años, aunque hay que decir que ninguna de ellas superó en éxito a la serie original.
Se hicieron también muñecas, se publicaron colecciones de pegatinas y fotografías, e incluso hoy en día la cara de Pippi Calzaslargas (casi siempre en la versión de Inger Nilsson) puede verse estampada en vestidos y camisetas. Recordemos, además, que la princesa Pippilotta fue un importante icono feminista en los años setenta. Más recientemente, Pippi inspiró a otro importante personaje en una exitosa saga literaria: Millenium. En la única entrevista que el autor de dicha saga concedió antes de morir, afirmó que la heroína de su obra, Lisbeth Salander, había sido creada a partir de la visualización de una Pippi adulta.
Como bien dije al comienzo de mi texto, Pippi Calzaslargas es un personaje atemporal, inmortal e inolvidable que, por muchos años que pasen, seguirá presente, generación tras generación.