Piscomar el triunfo de la cocina peruana

Por Amoras

Fue la cocina de moda hace unos años. No había nuevo restaurante que abriera en Madrid que no se definiera como Chifa, Nikkei o Cocina Fusión. Eran los tiempos del Chifa, del ya cerrado Asiana y su Chef Jaime Renedo y el comienzo de la moda del cebiche. En aquellos año, y casi de puntillas, abrió Piscomar, el primer local del chef Jhosef Arias. Un local sencillo, en la zona de Puerta de Toledo, donde empezó a mostrarnos su amor por la cocina Peruana.

Poco a poco, gracias al boca a boca y al bueno uso de las redes sociales el local fue ganando fama. Tanta que se mudó a un sitio más céntrico, justo en frente de la Basílica de San Francisco. A un local más bonito, más grande y mejor decorado. Su viejo local se convirtió en Capón que pasó a ser el segundo local del Chef, un restaurante más centrado en la cocina nikkei. Decir que además de estos dos, hace un tiempo abrió en Vallecas Callao24, dedicado a la cocina criolla, y que recientemente se ha trasladado a Arturo Soria.

La carta es corta pero tiene lo que puedes esperar de un restaurante de este tipo: cebiches, (carnes principalmente, pescados, marinados en cítricos), tiraditos (pescados crudos tipo carpaccio en salsa ácida) o causas (entrantes normalmente preparados con patata y lima). También existe la posibilidad de comer menús degustación. Ofrecen dos a muy buen precio y con una bebida incluida: "Déjame que te cuente" y "Mar y Costa", ambos muy parecidos y de precio casi similar 37 y 38€. Nos decantamos por el segundo y lo recomendamos ya que te permite hacer un repaso a muchos de los platos más típicos de esta cocina:

Snacks (Cancha, chifle, papa violeta)

Chilcano de Pisco. Un pisco para tomar con los entrantes, pequeñito pero delicioso

Yuquitas: bastones de yuca para mojar en salsa tártara.

Cebiche Sabe Perú: pescado con boniato, leche de tigre y ají amarillo.


Causa Limeña: Ají Amarillo con bonito y aceituna Botija


Conchita Oriental: viera con leche de tigre y cebolla.


Jalea Mistura: una fritura, parecida a la que hacemos aquí, con distintos pescado, calamar y marisco para tomar con salsas tártaras y criolla.

Tiradito de pulpo


Lomo anticuchero, el único plato que no era para compartir. Una tierna pieza de lomo con salsa anticuchera, el toque final a la comida.

De postre Chessecake de Lúcuma, una fruta dulce peruana preparada en tartita con base oreo. 

Todos los platos mantienen la esencia de la cocina peruana, sabores cítricos y frescos. Es una cocina de moda y hay que reconocer que está buenísima pero también que todo sabe muy parecido, hay platos que prácticamente son un calco unos de otros y donde la única diferencia es producto principal. 

Decir que, con el confinamiento, comenzaron a ofrecer servicio a domicilio. Una carta con los mejores platos de sus locales, sanguches, causas, cebiches, criollos y chifas. Aunque pierde un poco porque llega todo sin instrucciones y un montón de salsas; es complicado saber cual es para cada plato y lograr la preparación correcta. Aún así algunos de los platos que comimos (ojo a los chicarrones de cerdo) están de vicio... pero nada supera a la experiencia de comer en los propios restaurantes.