Placemaking: Usando la música para crear nuevos escenarios de sostenibilidad en la ciudad

Por Juanjo Amate Juanjo Amate @tehagoeco

Seguro que en más de una ocasión habéis leído algún texto que ponía de relevancia las ciudades como el escenario donde se juega la sostenibilidad del planeta en las próximas décadas, dado que cada vez son el lugar donde más población habita. Paralelamente, no hay proyecto de revitalización o recuperación urbana en cualquier parte del mundo que no tenga la cultura y la música entre uno de los instrumentos para lograr las mejoras necesarias. Y sin embargo cada vez la música tiene menos espacio no ya en la calle, sino en los espacios públicos … y sin embargo, no sobran ejemplos de cómo la música es un vehículo idóneo para comunicar la sostenibilidad.

Definitivamente algo no acaba de encajar, bien el diagnóstico, bien la solución o bien los que han de mediar entre ambos, los administradores de lo público. Quizás por eso cada vez toman más auge iniciativas orientadas a dar sentido y valor, sobre todo emocional a los espacios públicos y hacerlo de una manera participativa y ajena a la gestión gubernamental, el placemaking, es una de ellas (placemaking se centra en la conversión del espacio, concepto meramente físico, en lugares, concepto que contiene la dimensión emocional, de vínculo entre las personas y su entorno.)

Es curioso como una iniciativa que tiene un importante vínculo con la sostenibilidad, a través de los problemas de planeamiento urbano, movilidad y transporte, tejido económico, cercanía y accesibilidad de servicios o de gentrificación que pretende resolver, en la práctica se está sirviendo de la música y las artes como vehículo para ponerse en práctica. Y a la inversa, los espacios que han sido recuperados de la mano de iniciativas de PlaceMaking parecen el ecosistema ideal para la aparición de nuevos proyectos artísticos y musicales. Una lectura más que interesante en torno a este fenómeno es el informe Creative Placemaking o los artículos en torno a la forma de lograr cambios en el aspecto y los sentimientos de las ciudades.

Y si queremos ejemplos concretos vinculados a la música, Bragg Jam Music Festival aparece como uno de los destacados, aunque no es posible hablar de disciplinas estancas, sino de un escenario común, la ciudad y un reto, hacerla más amable y habitable, de ahí que programas como Our Town, impulsado por la NEA (National Endowment for Arts), sean un referente. En el mismo, hay que destacar que uno de los requisitos clave para de los proyectos es: Tener unas metas y objetivos de desarrollo cívico claramente definidas y que reconozcan e impulsen el rol central que las artes juegan en la vida comunitaria. Por tanto, cultura y música al servicio de la mejora de la calidad de vida de la comunidad.

En España, el principal ejemplo que seguro que se os viene a la mente es El campo de la Cebada o Matadero en Madrid si bien se trata de ubicaciones concretas y no de territorios urbanos y en las que se echa en falta un mayor vínculo con las problemáticas urbanas antes señaladas y cuyo objetivo debe ser reducir o mitigar. Aunque sabiendo que más que lugares, estos espacios reivindican ser escenarios de procesos, es cuestión de tiempo que sean patentes las mejoras en su entorno. Puede que esta sea una de las formas de mostrar la cultura de las futuras smart cities o ciudades/territorios inteligentes.

Texto publicado originalmente en el blog de MUWOM por Juanjo Amate. 

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Tags:cultura de sostenibilidad, economia verde, inteligencia territorial, movilidad, psicología ambiental, smart city, sostenibilidad, sustainability