Este blog representa para los cuatro aficionados a la fantasía, la ciencia-ficción y el terror, que lo iniciaron, simplemente un lugar en donde volcar nuestras distintas visiones. Se parte con el ánimo de que el resultado, sea algo más que la simple suma de todas ellas. No tiene más regularidad que la que permitan las circunstancias personales de sus autores, ni más pretensión que la de satisfacer dicha inquietud, y compartirla con las de los lectores que tengan la gran amabilidad de visitarnos, y contarnos la suya. El futuro dirá a dónde nos lleva este camino. A este proyecto se le unió posteriormente otro gran aficionado, que nos brindó la posibilidad de publicar una revista en formato digital. A todo esto se le suma un canal de noticias con el que al menos intentamos etiquetar, aquellos eventos más significativos. Y en esas estamos. El siguiente es un texto que pretende resumir lo que significa para nosotros, y la idea que se utilizó para su gestación:
Planeta Prohibido (Fred M. Wilcox, 1956), está considerado un clásico cinematográfico del género de la Ciencia Ficción por varios motivos. El principal de ellos es que se trata de la primera obra de este medio de difusión tan importante, en el que son los seres humanos los que viajan a bordo de magnificas naves voladoras, en lugar de peligrosos alienígenas deseosos de invadir la Tierra. Obras como La Guerra de los Mundos (1953), o El Ser del Planeta X (1951), en donde el temor a lo desconocido o a la destrucción marcaba la pauta principal, se irían quedando atrás en el tiempo mientras que nuevas sagas épicas y magnificas se abrían paso basadas en el mismo concepto, tales como Star Trek en la televisión o Fundación en la literatura, dando forma a una ciencia-ficción que aún hoy en día perdura. Sólo hasta hace poco y debido seguramente a la crisis creativa que se padece desde algunos años, se ha recuperado algo de aquellos temores. Por ejemplo, Ultimátum a la Tierra, otro de los clásicos, ha sido devuelto a la gran pantalla en una discutible adaptación, en la que ese mismo pero renovado temor esta vez a la degradación del medio ambiente y sus posibles y catastróficas; según algunos, consecuencias; son los protagonistas. Robby, the robot, constituyó en su momento otra de las grandes aportaciones y temas recurrentes que desde entonces han sido unos de los pilares temáticos de la ciencia-ficción: el temor a la creación de inteligencias artificiales. Miedo que sin embargo ha logrado mantenerse y sigue sin ser superado. Fue uno de los primeros robots que protagonizaban una obra de ciencia-ficción, junto a la María de Metropolis (Fritz Lang, 1926)