Podemos: Al servicio del Gran Capital

Por Peterpank @castguer
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Puesto porJCP on Jul 7, 2014 in Autores

La noción de transformación total suficiente de la sociedad y del ser humano, de la cosmovisión y del sistema de valores, es imprescindible para situarse fuera y en contra del orden constituido. Hostiles y en oposición a la idea de revolución están las propuestas de sustituir un capitalismo por otro, más poderoso, y un ente estatal por otro, también reduplicado, que es lo que propone Podemos.

Éste ha sido lanzado por el capital financiero español desde principalmente la televisión como nueva marca político-mediática. Es la nueva izquierda burguesa. Que Pablo Iglesias y su grupo hayan sido promovidos desde la caja tonta manifiesta el grado de degradación y vileza del asunto.

¿Cuál ha sido la inversión realizada en Podemos? A juzgar por lo descomunal de la campaña mercadotécnica, probablemente sean varios cientos de millones de euros en dos meses. Todo ello ha sido realizado conforme a la ortodoxia de la actividad publicitaria comercial y política. Tan enorme suma ha convertido a dicho grupo y a sus jefes en universalmente conocidos, cuando hace sólo unas semanas apenas nadie sabía de su existencia. Y la operación de promoción continúa, con unos gastos estimables en muchos millones por mes.

Las empresas televisivas son parte primordial del capitalismo y del orden actual de dictadura política, constituyendo el poder mediático, uno de los grandes poderes inaceptables por tiránicos de las sociedades contemporáneas. Dependen directa o indirectamente de la banca (o del Estado) y se proponen lograr beneficios monetarios manipulando y adoctrinando. Operan conforme a proyectos elaborados por analistas y planificadores, que colaboran con sus colegas integrados en los aparatos del Estado. Cada periodista ha de obedecer a sus superiores y hacer o no hacer lo que le ordenen.

¿Por qué y para qué una inversión tan enorme?

Lo de Podemos y su jefe, Pablo Iglesias, en mayo-junio de 2014 reproduce el lanzamiento del PSOE y Felipe González en 1974-1977. En esos años la prensa, radio y televisión crearon desde prácticamente la nada el partido y el “líder” que las instituciones necesitaban. Hacia 1974 el PSOE (que se había tomado “cuarenta años de vacaciones”, los del franquismo) era insignificante y González un completo desconocido. Hoy el statu quo usa el “anticapitalismo” residual del gueto socialdemócrata verbalmente radicalizado para dotarse de una nueva herramienta política.

Felipe González y Pablo Iglesias son vidas paralelas. El PSOE y Podemos dos momentos de una misma corriente política.

Los jefes de éste son profesores-funcionarios, esto es, servidores del Estado en todo lo importante. Su especialidad son las operaciones de ingeniería social más inquietantes. De nuevo es la universidad quien proporciona al capitalismo las herramientas necesarias para reproducirse y ampliarse, lo que otorga la razón a quienes denuncian el sistema académico, cada vez más ajeno al saber objetivo y cada día más entregado al sistema de dominación.

La militancia de Podemos proviene de un grupo social concreto, los jóvenes y menos jóvenes de la clase media y media alta que teniendo una o varias carreras, algún máster y dominio del inglés no encuentran empleos que les permitan consumir tanto como sus padres. Son sujetos, ellas y ellos, por lo general sin cultura, sin valores, sin raíces y sin ética, únicamente interesados en hacerse con buenos empleos, triunfar profesionalmente, ganar mucho dinero y maximizar su consumo.

Podemos puede hacerse con unos 75.000 cargos estatales directos bien remunerados, y otros tantos indirectos, a tenor de los votos logrados. Así pues, dicha formación política acapararía un botín de al menos 150.000 puestos en la UE y en los aparatos locales, autonómicos y centrales del Estado, quizá no todos tan apetitosos como el de Magdalena Álvarez (22.900 euros al mes, frente a un salario medio en España situado en los 1.100), ex-ministra de izquierda y feminista encausada por corrupción, pero casi.

La izquierda institucional, PSOE e IU sobre todo, padece una crisis grave, de ahí el lanzamiento mediático de Podemos [1]. El PSOE, tras 40 años de servir a la Constitución de 1978, al Estado y a la clase empresarial, está desacreditado y confuso. IU, cuyos votos provienen sobre todo de la tercera edad, es el más perjudicado con el asunto Iglesias y su grupo, de tal modo que si no se renueva (lo que exige disolver el PCE), puede pasarlo bastante mal. El PCE-IU es el eterno perdedor, con la promoción del PSOE antaño y hoy con el lanzamiento de Podemos. Aún así, como ya ha expuesto el jefe de éste, su estrategia contempla un gobierno de coalición de la izquierda pro-capitalista española, Podemos-PSOE-IU.

Esto es uno de los muchos modos de decir Diego donde dije digo propio de los jefes de Podemos, que tras fustigar a “la casta” se une con una de sus expresiones más voraces, la de los jefes de la izquierda. Pues, ¿quién, sin ir más lejos, ha participado en el saqueo de las cajas de ahorro? Por lo demás, no se comprende cómo van a romper Iglesias y sus subordinados con dicha “casta” si su programa, ideología y proyecto es, en esencia, el mismo que el de la vieja izquierda socialdemócrata depredadora, amoral y corrupta:“dime con quién andas y te diré quién eres”.

El asunto Podemos es la tercera ocasión remarcable en que desde el final del franquismo el falso radicalismo “anticapitalista” se pone al servicio del sistema. La primera fue, según se ha dicho, en la transición del régimen franquista al de dictadura parlamentaria, 1974-1978, cuando el PSOE fue construido como partido por la afluencia de marxistas-leninistas, maoístas, anarquistas y trotskistas. La segunda en 2004, año en que el gueto político “radical” y “antisistema”, en realidad socialdemócrata por anti-revolucionario, se entregó al PSOE de J.L.R. Zapatero para que éste ganase las elecciones generales. La tercera es ahora, con la intervención política Podemos. Cada cierto tiempo el capitalismo echa mano de la izquierda más verbosa para sus fines, con gran éxito siempre.

Podemos es, además, un retoño del gran capital venezolano sustentado en los petrodólares, del chavismo. Iglesias presume de renunciar a no se sabe qué subsidios de la UE pero debería explicar, por ejemplo, las relaciones que mantiene con la multinacional privada chavista Banesco, que posee unos activos de 17.300 millones de euros y que hace unos meses adquirió al Estado español Novagalicia por 1.003 millones. El chavismo es un proyecto para relanzar el gran capitalismo venezolano, lo que incluye su mundialización. Y como parte de él está, también, Podemos.

Éste no denuncia la represión que las clases trabajadoras están padeciendo ahora en Venezuela a cargo del gobierno chavista, con cientos de detenidos y torturados, y decenas de muertos por la policía y los grupos parapoliciales. Esto significa que cuando la formación de Iglesias llegue aquí al gobierno hará lo que ahora avala con su silencio en Venezuela, lanzar a la policía contra el pueblo, organizar bandas de extrema derecha, encarcelar y dar muerte, por no hablar de torturar, asunto este último del todo intolerable.

Pasma hasta dónde están llevando quienes manejan a Podemos (que es sólo un instrumento de las elites del poder) el caudillismo y el culto a la personalidad de Iglesias. La propaganda televisiva pretende venderlo como “líder carismático”, cuando en realidad estamos ante un mediocre. Quienes financian la operación quieren hacer de él un nuevo Chávez o, cuando menos un nuevo Felipe González. En esa desmesura se manifiesta también el uso temible que el actual sistema de poder desea hacer de Iglesias en el futuro inmediato. La cosa es todavía más inquietante al recordar que “¡Sí, Podemos!” fue la consigna de lanzamiento de Obama, tan represivo, militarista y violento que ha superado incluso a Bush.

El PSOE y Felipe González fueron usados por el sistema de dominación para pacificar la sociedad. La resistencia heredada de la lucha contra el franquismo era tan poderosa que había que liquidarla acudiendo a todos los medios. No fue sólo la represión sino también las drogas, el alcoholismo, la manipulación mental, las operaciones de ingeniería social, la desintegración de la persona, la desespiritualización, el final de toda vida cultural digna de tal nombre, la instauración del caudillismo felipista, el sexismo, la integración en la OTAN, el uso habitual de la tortura, sobre todo en el País Vasco, y además el GAL. Este grupo criminal de extrema derecha fue creado precisamente bajo el poder de la izquierda. Cuando en 1996 González abandonó el gobierno tras 14 años la tarea que la clase empresarial, los cuerpos de los altos funcionarios de los ministerios y el ejército le habían encomendado estaba cumplida.

Desde el final del franquismo en España todo se ha hecho con políticas de izquierda, aplicadas por la izquierda y por la derecha. Hoy el gobierno del PP presidido por M. Rajoy utiliza, en muchos asuntos, políticas de izquierda, dado que éstas son las más adecuadas a los intereses fundamentales del sistema. La derecha, muy anticuada en lo ideológico y doctrinal, no puede ni desea realizar sus formulaciones en las condiciones actuales. Y para tareas muy complejas y decisivas el gran capital español necesita de políticas de izquierdas aplicadas por formaciones de izquierda. La izquierda es hoy la expresión más eficaz de la derecha. Por eso le urge tener una izquierda nueva, no desgastada como el PSOE y libre de sangrientas hipotecas históricas, en el caso de PCE-IU. De ahí la creación mercadotécnica y televisiva de Podemos.

Ésta, que nunca cita la libertad de conciencia como prerrogativa fundamental del ser humano en tanto que humano, se propone crear la sociedad del adoctrinamiento y la propaganda, a fin de ponernos de rodillas delante de las religiones políticas. En la sinrazón de su politicismo no hay sitio para la reflexión, sólo para las consignas, que se hacen anatemas y sambenitos con los que intimidar y amordazar.

Sus jefes son ese tipo de sujetos denostados por Orwell en cuyos cerebros sólo hay sitio para los lemas propagandísticos. Éstos, las religiones políticas y la ingeniera social serán omnipresentes si ganan las elecciones. Con ello las actividades del entendimiento se desmoronarán ya del todo, convirtiéndonos en brutos incapaces de pensar y asombrosamente ignorantes.

Hoy la situación es diferente a la de los tiempos del felipismo. La sociedad está, infortunadamente, muy bien pacificada. Los problemas son otros.

Del análisis de la situación se desprende que Podemos está siendo creado y lanzado para cumplir sobre todo tres objetivos: 1) reafirmar el régimen parlamentarista, 2) remozar el sistema partitocrático, 3) implantar el modelo capitalista chino en la economía.

Iglesias arguye que el régimen actual, de dictadura constitucional, partitocrática y parlamentarista es una “democracia”(cuando sin división de poderes no es posible democracia alguna). Así defiende y reafirma dicha dictadura en un momento en que está en crisis. La loa del parlamentarismo es lo que unifica a todas las formas de reacción, a todas las fuerzas anti-revolucionarias, de derecha e izquierda, monárquicas y republicanas. No, el sistema actual no es una democracia, dado que ésta únicamente existe cuando el pueblo participa en la totalidad de la vida política a través de un orden asambleario. Simplificando algo se puede sostener que el jefe del Podemos satura los programa televisivos precisamente por eso, por afirmar que el parlamentarismo es “democracia”, pues nadie que lo llame por su nombre, dictadura política, aparecerá jamás en la caja tonta.

No menos en declive está la partitocracia. Podemos existe para remozarla, para apuntar que la vieja casta es terrible, una maldición, pero que la nueva casta, ellos mismos, es maravillosa, aunque no se logre encontrar diferencias reales entre una y otra. Iglesias es un político profesional como cualquier otro, ducho en las marrullerías, astucias, tretas y malas artes de éstos. Olvida decir que en una democracia no hay políticos de oficio, no hay ni casta ni neo-casta, no existen sujetos como él.

La depresión económica en curso, que dura ya seis años, no es un desajuste más del capitalismo que la misma dinámica de éste auto-supera. Aunque inicialmente tuvo algo de crisis cíclica de sobreproducción su etiología es otra, la decadencia de Europa occidental como gran potencia, por el auge de las nuevas grandes formaciones neo-imperiales, China en primer lugar. Eso hace que la creciente pobreza, el elevado paro, la falta de oportunidades de inversión, la descapitalización, las dificultades para incrementar los ingresos fiscales del Estado, la quiebra tendencial del Estado de bienestar, la entrega de unidades productivas una tras otra al capital extranjero, entre otros acaecimientos, no tengan un remedio fácil.

El gran capitalismo español, y el europeo, tienen que tomar medidas, pues hasta ahora han sido activos, según sus intereses, de manera rutinaria y muy insuficiente. Su objetivo es una reformulación decisiva de la economía cuyo centro será una nueva industrialización basada en salarios escasos, condiciones laborales penosas e interminables jornadas de trabajo, con fuertes recortes de derechos, reducción notoria de las prestaciones del Estado de bienestar (aunque no de las cotizaciones, que probablemente serán incrementadas), aumento de la tributación fiscal, sobreexplotación de las mujeres y otras medidas similares.

Un proyecto así sólo puede realizarlo la izquierda, pero no la actual sino una nueva. Sin ir más lejos, en Francia ha sido el gobierno de la izquierda ahora en el poder quien ha implementado una severa política de austeridad, que es sólo el comienzo.

Se trata, muy probablemente, de imponernos el modelo chino de economía, precisamente para poder competir con el gran capitalismo de China, así como con el del resto de los países emergentes. Eso significará instaurar un proceso de reindustrialización, en buena medida asentado en la mano de obra femenina.

La meta es ir superando la sociedad de consumo para volver a una sociedad de la producción, donde la vida de las personas consista en extenuarse en sus puestos de trabajo meramente para lograr una magra subsistencia. Esto exige reconciliar, por las buenas o por las malas, a las clases trabajadoras con su nuevo destino, de escasez, pobreza y trabajo incesante. Tal es la meta estratégica, que la clase dominante desea cumplir, según todos los indicios, en 5 ó 10 años, con Podemos en el gobierno.

Esta organización ha de ser el instrumento para construir una sociedad que en el consumo sea como es hoy la venezolana y en la producción como la china. De ahí que Podemos sea la fuerza política que anuncia el capitalismo del futuro, o mega-capitalismo. En eso consiste su “anticapitalismo”, en liquidar el capitalismo ahora existente para construir otro incomparablemente más robusto, poderoso y, por tanto, temible, con los jefes de la izquierda como nueva burguesía.

Las elites políticas, económicas, militares y policiales vislumbran resistencias obreras y populares fuertes y persistentes. Por eso el programa de Podemos “olvida” las libertades, más allá de algunas frases abstractas y vacías. Nada dice sobre erradicación de la tortura o reforma del código penal para excluir lo atentatorio a la libertad de expresión. Ni siquiera plantea eliminar el carácter militar de la guardia civil, por no hablar de su disolución, ni reducir los cuerpos policiales al 50% de sus efectivos y presupuesto, ni cancelar las unidades antidisturbios de la policía municipal, ni disminuir la crecida población carcelaria. No se refiere a la reducción del gasto militar ni a desmantelar la industria armamentística ni a poner fin a la exportación de armas y a enviar tropas al exterior. Mantiene, incluso con afán de empeorarla esa norma de excepción según el modelo franquista que es la Ley de Violencia de Género, esencial para constituir el Estado ultra-policial.

No hace nada de eso por dos razones, una porque se propone imponer su programa real, u oculto, (que, por supuesto, no es el que Iglesias recita a sus ingenuos votantes) acudiendo a formas severas e incluso muy severas de represión, por lo que su estrategia incluye reforzar todavía más el Estado, por tanto, los aparatos policiales. El segundo motivo reside en su chavismo, pues Chávez era teniente coronel y su régimen es una forma velada de dictadura militar. Iglesias está siendo construido mediáticamente como Jefe o Caudillo porque hay intención de crear una dictadura unipersonal totalitaria e hiper-represiva.

La implantación del modelo chino de capitalismo exigirá grandes dosis de violencia anti-popular. Quien se oponga a Podemos, más allá del banal juego parlamentarista, será triturado, con campañas de demonización, linchamiento mediático, represión policial, sanciones penales y violencia de bandas. Aquéllos que respaldan la operación en curso están creando, quizá con buena fe aunque con muy escasa inteligencia, un monstruo político y policiaco. Porque el proyecto Podemos durará y durará, hasta crear una sociedad tercermundista. La colosal inversión que están haciendo en él y el fascistoide caudillismo con que están invistiendo a Iglesias son indicios alarmantes. Todo caudillo es un tirano, y todo tirano un represor despiadado.

Antes se dijo que la primera revolución industrial, 1750-1850, se hizo en buena medida con la mano de obra femenina, mujeres y niñas. Algo similar sucederá con la nueva revolución industrial y productivista en ciernes. Dentro del grupo dirigente de Podemos está una feminicida notoria, Beatriz Gimeno, caracterizada por su odio a lo femenino y las féminas, que despliega en conexión con el ministerio de Igualdad y otros organismos hoy financiados por el PP, por la derecha. Sus aberrantes formulaciones, casi universalmente repudiadas por las mujeres más comprometidas, exponen el proyecto estratégico de la gran patronal española sobre las féminas trabajadoras, a las que quieren convertir en sumisos robots entregados en cuerpo y alma a las y los patronos, deserotizadas, desfeminizadas y deshumanizadas.

Otro sector que padecerá la acción de Podemos será el de las y los jubilados. Al ser improductivos carecen de lugar en el proyecto de macro-reorganización del sistema económico español con criterios intensamente productivistas. Considerando que el gobierno del PP ya está acudiendo a la caja de reserva de la Seguridad Social para pagar las pensiones, algo que no había sucedido antes y que mide la pre-quiebra estructural del Estado de bienestar español, se puede conjeturar que Iglesias tomará medidas radicales contra el gasto “improductivo” que realizan los mayores, desde recortes de las asignaciones hasta la implementación de formas “enérgicas” de eutanasia pasando por diversas operaciones de ingeniería social. La meta es reducir a los pensionistas aquí a una situación similar a la que ahora tienen en Venezuela.

El Estado necesita numerario para ayudar a los bancos y pagar a la casta partitocrática vieja y nueva, no para “derrocharlo” con la tercera edad.

Otro grupo social bastante perjudicado será la infancia. Teniendo en cuenta que el proyecto de Podemos parece consistir en rebajar autoritariamente la natalidad hasta menos de un hijo por mujer, a fin de ahorrar en los gastos de reproducción y crianza de la mano de obra, abasteciéndose con la población inmigrante expoliada a los países más pobres, se puede concluir que una vez en el gobierno aquél dará un tratamiento muy restrictivo a la infancia en lo económico y rechazará todo sistema de promoción de la maternidad, además de fomentar el neo-racismo y persistir en la persecución del erotismo heterosexual. Con Podemos la pobreza infantil, ya tan extendida, se expandirá mucho más.

Otro punto del verdadero programa de dicha formación es el incremento de los ingresos del Estado, para fortalecerlo aún más, desarrollar el estatocapitalismo (que es el que proporciona más riqueza personal y poder global a las y los jefes de la izquierda) y subsidiar a la gran empresa privada. En 2009-2013 el Estado entregó a la banca, según los datos oficiales, 61.400 millones de euros (de los que ésta, dicen, ha devuelto el 5%), y en el futuro inmediato las, de facto, donaciones han de ser mucho mayores. Para ello se necesita un régimen fiscal todavía más voraz, que Podemos, al parecer, constituirá. Su monomaniaca retórica a favor de “lo público”, de lo estatal, es bastante expresiva al respecto.

Una observación añadida es que toda la izquierda, Podemos también, ignora la cuestión del trabajo asalariado, de poner fin por completo a su existencia, al ser uno de los grandes males y causa de males de nuestra sociedad. Con ello se manifiesta como partidaria y secuaz del sistema capitalista. Por el contrario, el programa de revolución integral aduce que una sociedad libre no puede tener trabajo asalariado, y se propone extinguirlo.
(Continuará)

Félix Rodrigo Mora

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[1] La apremiante necesidad que el actual régimen español tiene de una nueva formación política de la izquierda anti-revolucionaria para manejar a las clases populares aparece tratada en “El 25-S y la creación de una nueva casta partitocrática”, Félix Rodrigo Mora, incluido en el libro de autoría colectiva “Reflexiones sobre el 25S”, editorial Manuscritos.