El viejo P’ang no necesita nada en el mundo:
Todo es vacuidad en él. Ni siquiera es dueño de su asiento,
por que la Vacuidad absoluta es lo que reina en su hogar.
¡Qué tan vacía está y sin tesoro alguno!
Cuando el sol ha salido, él camina por la Vacuidad.
Cuando el sol se ha puesto, él duerme en la Vacuidad.
Sentado en la Vacuidad, él canta sus canciones vacías
y sus canciones vacías hacen eco en la Vacuidad.
No te soprendas lo vacía que es la Vacuidad,
porque la Vacuidad es el trono de todos los Budas.
Los hombres de este mundo no comprenden la Vacuidad,
que es el verdadero y único tesoro.
Si dices que no existe la Vacuidad,
cometes una grave ofensa contra todos los Budas.
— P’ang Yun (Láico Pang), China, 740–808
Traducido por Kyonin