Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado; tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver, o puedes estar lleno del amor que compartiste.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda, o puedes hacer lo que a él le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.
El duelo por la muerte de un ser querido es un momento en el que con frecuencia se puede llegar a requerir la ayuda del médico.
Esa época de tristeza y de vacío por la pérdida, siendo una reacción normal, puede llegar a ser harto difícil de superar para muchos...
Hoy quiero compartir con vosotros este precioso poema popular escocés que, en muy pocas palabras, resume la que sería una conveniente actitud para tan dramático momento.