En una de mis primeras visitas al supermercado aquí en Ámsterdam compré un paquete de polenta pero no ha sido hasta ahora que lo he abierto por primera vez. En Barcelona siempre tenía un paquete de polenta en casa que me salvaba cuando no sabía que comer o cenar pero no se porqué por aquí aún no lo había abierto.
Para los que no la conozcáis, la polenta es un cereal que viene del maíz rico en hidratos de carbono pero también en proteínas, grasas, vitaminas y minerales por lo que es un alimento muy completo. En seco tiene una textura como de polvo pero al cocinarla queda cremosa. Si la dejamos reposar durante varias horas una vez ya cocida, tiende a endurecerse y queda en consistencia como de pastel.
No tiene un sabor muy fuerte ni característico pero a mí me encanta. Antes solía prepararla muchas noches así que estoy segura de que ahora que he abierto el paquete voy a usarla mucho más.
Recuerdo que mi madre la cocinó una vez rellena de verduras y quedó espectacular así que es probable que intente imitar la receta y la suba al blog si me queda bien. En Pinterest hay miles de recetas y quiero probarlas todas también. Pero de momento me quedo con esta receta que es muy básica y fácil de hacer. Genial para los días que queremos hacernos una comida un poco más elaborada y caliente pero sin perder demasiado tiempo en la cocina.
Espero que os guste 🙂
Ingredientes:
- 50gr de polenta
- 250ml de agua
- 1/2 pimiento rojo
- 1/2 pimiento verde
- Champiñones
- Leche vegetal
- Ajo en polvo
- Romero
Instrucciones:
En una olla pequeña ponemos el agua a hervir y cocemos la polenta hasta que la haya absorbido toda. Esto puede depender del gusto y podemos añadir más agua pero en caso de duda recomiendo probar la polenta. Estará lista cuando no la notemos dura al paladar.
Una vez cocida, añadimos un chorrito de leche vegetal para darle un poco más de sabor. En mi caso yo usé leche de coco pero también quedaría bien con leche de avena o de arroz.
Por otro lado y mientras se hace la polenta, lavamos y cortamos los pimientos y champiñones. Los salteamos en una sartén a fuego medio/bajo con un poco de aceite de oliva virgen extra o agua y les añadimos ajo en polvo y romero para darles un toque de sabor.
Finalmente emplatamos la polenta y servimos los pimientos y los champiñones por encima.
¡Listo!