El Área de Teatro de Espacio Guindalera, dirigido por la familia Pastor, fue el lugar elegido el pasado viernes diecinueve de enero para lapuesta de largo de esta obra de teatro que navega por las aguas de la recuperación de la memoriaa través del amor. David Loaysadirige a un magnífico y portentoso Germán Torres en su réplica de un Camus apasionado, valiente y siempre dispuesto a conquistarnos a través de la esencia de su pensativa mirada que se proyecta hacia el infinito sobre los cuellos de su sempiterna gabardina. Camus como mito literario y humano, súper hombre frente a la injusticia e intelectual que no tenía miedo a sus propias fisuras. A su lado y enfrente, Sabela Hermidacomo María Casares intentando poseer al mago de las palabras y ejerciendo de gallega a través de un discurso plagado de referencias a su familia y a su tierra. Frente a ellos, Javier Villán, asumiendo el riesgo de proponernos una obra que busca su propia pulsión en los grandes acontecimientos externos que unen y separan a sus protagonistas, quizá, porque con ello arremete con una mayor agresividad dialéctica contra los muros de la sinrazón de la época, dejando clara —de ese modo— su postura ante los sucesos que narra. Sin embargo, Política Sentimental se aísla por momentos y, en exceso, de la narración y visualización más cercana de una relación entre dos personas que, atrapadas por sus propios fantasmas, buscaban el refugio del amor para combatirlos, como de otro modo se pone demanifiesto en la reciente publicación de las cartas que, durante muchos años, se intercambiaron; misivas llenas de pasión, por otra parte. En este sentido, el amor a secas y despolitizado es lo que más se echa de menos en un montaje que intenta ser valiente en su propuesta, pero que sólo la afronta a través de la recuperación de la memoria, dejando de un lado al amor.
Ángel Silvelo Gabriel.