(Varsovia, 31/05/2011, EFE)
Polonia, sede de la próxima Eurocopa de fútbol junto con Ucrania, está empeñada en acabar con el vandalismo en sus estadios y ha preparado un plan contra los hinchas violentos que incluye más medidas de seguridad, multas superiores a los 700 euros y la posibilidad de que la policía pueda sancionar en el acto.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, anunció estas medidas en una rueda de prensa, en la que se mostró decidido a pacificar las gradas de los estadios de un país donde son habituales los disturbios durante los partidos de fútbol.
“Hemos buscados cambios en la Ley para facilitar la operatividad de la policía cuando se produzcan actos delictivos”, explicó Tusk.
El proyecto del Gobierno permitirá a la policía imponer al detenido una multa de 500 euros si éste se encuentra en otro sector del campo diferente al indicado en su entrada, si no sigue las órdenes de los agentes, si se cubre la cara o si bebe alcohol en caso de prohibición.
Las multas serán superiores, de más de 700 euros, si el hincha se encuentra en posesión de armas o instrumentos peligrosos, que
además le serán decomisados.
Según esta normativa, el aficionado detenido puede negarse a aceptar la multa, aunque en ese caso será llevado a juicio, donde la
sanción puede ser más severa.
El paquete de medidas prevé, además, la instalación de más sistemas de seguridad en los estadios, la colaboración entre los servicios de seguridad de los clubes y la policía, y la implementación de los mecanismos de identificación de hinchas violentos.
La nueva norma debe ser todavía aprobada por el Parlamento (Sejm) antes de su entrada en vigor, aunque su presidente, Grzegorz Schetyna, ya ha declarado que espera que el trámite se resuelva con celeridad.
Desde el Gobierno de Donald Tusk se ha reiterado la voluntad de acabar con el vandalismo en las gradas de los estadios, algo que preocupa a la UEFA ante la cercanía de la Eurocopa del próximo año, que organizarán conjuntamente Polonia y Ucrania.
Recientemente, varios aficionados del Legia de Varsovia, uno de los equipos sancionados recientemente por la violenta de parte de su hinchada, explicaron a Efe que la “lucha” del Gobierno contra los aficionados violentos no es más que una simple “propaganda” para esconder otros problemas más graves, como el retraso en la ejecución de infraestructuras destinadas a la Eurocopa.
Una gran mayoría de estos forofos considera que se ha exagerado el problema de la violencia en las gradas y minimiza la presencia de grupos de vándalos en los recintos deportivos.
Donald Tusk aprovechó para responder a quienes le acusan de “demonizar” el fútbol polaco y aseguró que sigue “enamorado” del balompié nacional.