La muestra 'Pompeya. Catástrofe bajo el Vesubio' reúne más de 600 pieza de excepcional valor y permite calibrar mediante seis audiovisuales la magnitud real de aquel seductor cataclismo. También poner en valor la figura de Carlos III, el 'Rey arqueólogo', el monarca español que descubrió, financió, divulgó y protegió los hallazgos de unos enclaves que casi dos milenios después de la hecatombe siguen siendo uno de los más fascinantes yacimientos arqueológicos del mundo.
La muestra, que recala hasta la próxima primavera en el madrileño Centro de Exposiciones Arte Canal, reúne un total de 637 piezas, casi todas originales y cedidas por una veintena de instituciones, con especial generosidad del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. A través de estas piezas se revive en cuatro apartados y diez áreas temáticas uno de los episodios más sobrecogedores de nuestra historia y que sigue despertando un vivísimo interés traducido en decenas de novelas, películas, documentales e investigaciones.
Comisariada por el historiador Martín Almagro-Gorbea, anticuario de la Real Academia de la Historia, la muestra tiene un doble objetivo. Por un lado, refleja y recrea el alcance de la erupción volcánica que arrasó una colorida ciudad plena de vida, y sus terribles efectos. Rinde, por otro, homenaje al 'Rey arqueólogo', el madrileño Carlos III, soberano de Nápoles y las dos Sicilias, sin cuyo interés y financiación no hubiera sido posible el descubrimiento del yacimiento romano más vivo y rico de la historia.
Además de ser el descubridor e impulsor de las excavaciones de Pompeya y Herculano, la actuación del monarca «sentó las bases de la arqueología posterior y los protocolos para excavar, documentar, proteger y evitar que las piezas abandonaran su lugar de origen», recordó el comisario de exposición.
Es posible revivir con todo lujo de detalles la vida cotidiana de los pompeyanos y herculanos. Se puede contemplar a través de la reconstrucción de la Casa de Menandro, lujosa villa de la que se rescataron frescos, cubertería, vajillas y mobiliario. No menos espectaculares son los ejemplos de frescos y de pintura pompeyana recuperados en un excelente estado de conservación y que son «el conjunto de pinturas murales más importantes del mundo antiguo», a juicio del comisario. Hay instrumental médico, grafitis, herramientas, armas o joyas.
Junto a los objetos excelentemente conservados reunidos en la primera mitad de la muestra, vemos en la segunda otros retorcidos por el infernal calor volcánico, petrificados o fundidos, abandonados por los pompeyanos en su precipitada huida. Hay reconstrucciones de los restos humanos y animales petrificados, pisadas de personas y bestias solidificadas en los dos días en que Pompeya, Herculano y Estabia se enterraron bajo capas de sedimento que no se levantarían hasta casi dieciocho siglos más tarde. Se exhibe así el vaciado de un cadáver en una escalera, un pan carbonizado, un plato de aceitunas, restos de gárum (un alimento básico de la dieta romana) y todo tipo de ajuar.
Pompeya. Catástrofe bajo el Vesubio De 10.00 a 21.00. Acceso cada 30 minutos Entrada 6 euros Hasta el mes de mayo. Centro de Arte Fundación Canal. Plaza de Castilla.