Miedo. Y un poquito de vergüenza. Es lo que sentí hace un par de semanas cuando bajé al trastero buscando unos zapatos y encontré un abrigo que ni siquiera recordaba que tenía (junto con otros dos que ni siquiera había echado de menos en lo que iba de invierno). Algunas (no quiero señalar) acumulamos tanta ropa en casa que en ocasiones perdemos la noción de lo que ya tenemos y lo que no. Sobre todo cuando se trata, como es mi caso, de casos con principios de síndrome de Diogenes fashionil, que parece que tirando una triste camiseta de algodón estoy renunciando a una parte de mi alma inmortal. Con lo que si no ponemos un poco de orden y concierto, esto se nos va de las manos…
Yo tenía la situación medio controlada, pero entonces llegó el heredero y tuve que desalojar mi desahogo fashionista. Y vino el caos. Tanto que si tuviera tiempo haría un inventario de todo lo que tengo, y, más importante, dónde está guardado. Llevo todo el invierno sin guantes porque no tengo narices de acordarme de donde los guardé el año pasado… Por no hablar de ver a alguien por la calle con una prenda y acordarte de que tú tenías una como esa y (siguiente pensamiento) donde demonios estará.
Con los vestidos, faldas y camisas la cosa está relativamente ordenada, lo que no quita que me encuentre en el trastero ese vestido que me compré en Pull&Bear cuanto todavía era X-dye y que lo mismo si me hago una lipoescultura doble me vuelve a entrar. Pero es tan mono que no puedo dejarlo marchar, así que vuelta al trastero. Aún así, me he propuesto que esta temporada, cuando llegue el cambio de armario, todo lo que no haya usado en estos meses vaya fuera. Ya os contaré si lo cumplo… Que los Y si… (y si se vuelve a llevar; y si pierdo un par de kilos; y si me vale para estar por casa) son muy malos.
El tema abrigos y chaquetas, con esto de bajarlos al trastero y que aquí el frío tarda en llegar, necesita mejorar. Aunque al menos he conseguido reducir el número de abrigos, que se habían convertido en un pequeño vicio años atrás, y quedarme con lo justo y necesario. Porque luego terminas cogiendo con el que te sientes más calentita y combina con todo y no lo sueltas en toda la semana.
Mi asignatura pendiente son sin duda los zapatos y los complementos. Los primeros porque, a no ser que tengas un vestidor a lo Carrie, no se me ocurre la manera de ordenarlos de forma que pueda ver lo que hay en cada caja. Resultado: termino rotando entre los dos o tres pares de los colores básicos y que además son cómodos. Y se me acaba el invierno y hay algunos que no he usado todavía.
Pero lo peor son los pañuelos. Ahí si que reconozco que tengo un problema. Porque me encantan. Y ya me diréis como guardarlos para tenerlos más o menos controlados. Mi opción fue comprar un organizador de estos de Ikea que se cuelga dentro del armario. Error. Ahora están todos mezclados y nunca recuerdo en que cajoncito va cada uno. Vuelta a tirar de los dos o tres que tengo localizados.
Los bolsos hace ya años que lo dejé por imposible. La colección la guardo en un cesto de mimbre y los de más uso los guardo en el armario. Para mi lo más complicado de guardar en casa. Tanto que lo que más me echa para atrás de comprarme uno nuevo es pensar donde lo meto… Bisutería, otro fail. Como no lo tenga por delante cuando me visto se me termina olvidando…
Y todo esto cuando este año me he propuesto comprar solo lo que necesito, que no está la cosa para despilfarrar. Pero quien no se ha comprado algo porque lo necesitaba a vida o muerte y luego ha encontrado en el fondo del armario una prenda exactamente igual!
Así que necesito un plan. No como los de las de los anuncios de Desigual, sino mi propio PGOU fashionil. Mientras espero que me toque el Euromillón y me monto mi vestidor de ensueño. Y necesito ideas. Así que contadme…
¿Cómo ordenáis vuestra ropa? ¿Por prendas, colores, conjuntitos…? ¿Os cuesta deshaceros de la ropa o no tenéis pena a la hora de hacer limpieza de armario?
PD. Y si queréis arañaros la cara de envidia, no os perdáis este post de Trendencias en el que repasan los armarios más alucinantes de las egobloggers más famosas…
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Autor:
Cameron