Thomas Bayrle (Berlín, 1937) a partir de finales de la década de 1960 fue un momento determinado por la necesidad de crear una nueva concepción de la identidad cultural y la sensibilidad estética de un país en estado de agitación, Alemania. Frankfurt, la ciudad en la que Thomas Bayrle vive y trabaja, se convirtió en uno de los más importantes centros de protesta. El milagro económico tras la Segunda Guerra Mundial había llegado a su fin, y la necesidad de revisar los fundamentos y la estructura ideológica de las jerarquías se convirtieron en urgente para toda una generación que sintió la necesidad de escribir la historia en otros términos, y para crear alianzas culturales diferentes de los de anteriores generaciones. El ambiente generado por la presencia americana en Alemania, la crisis en el Oriente Medio y la guerra en Vietnam, sin duda, marcó el punto de partida de una obra que se ha mantenido atenta a la posibilidad de que el cambio se pueda producir en el mundo que conocemos, y que a partir de aquí, otro mundo nuevo y diferente pueda surgir.
Thomas Bayrle, icono del Pop alemán, su trabajo pone de relieve la capacidad del artista para llegar a un lugar lejos de lo que se ha convertido en familiar, donde podemos estudiar cómo los seres humanos y la tecnología que inventamos puede crear o destruir el sentido de las cosas. En su trabajo recurre continuamente a las ideas del movimiento Pop, como la repetición, el mito y el consumo de medios de comunicación, para enfocar la paradójica situación de la sensación, es decir, del matrimonio de la realidad y el sentimiento.
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