Cuando al día siguiente lo pienso, me siento culpable de no haberles contado otro tipo de cuento más elaborado y de no habérselo contado más largo y de tener aún sin abrir ese libro tan bonito que les trajeron los Reyes Magos, pero a esas horas, no soy persona. Ello lo piden desde que son bebés, ya es una rutina interiorizada e instaurada que les encanta pero, o les acuesto a las 7 y repasamos las obras completas de Oliver Jeffers a esa hora o no llego despierta a apoyarme en su almohada.
Quizá soy yo, porque al padre astronauta sí que le veo entregado, sea la hora que sea en la mini cama, sacando los pies por fuera y en una postura imposible, contando una historia coherente, con personajes protagonistas, antagonistas, corales y escenarios terroríficos..... (Quizá influya que en esta casa vivamos de su imaginación).
Los sábados, a las 10 de la mañana puede ser buena hora :)