Ayer tuve una discusión muy seria con Mee, la voz de mi cabeza.
Yo le decía que aún no estaba preparada para abrir el blog, que esto requeriría mucho tiempo (que no me falta), mucha fuerza (que no me sobra) y que claro, aún no estaba completo. Que seguía teniendo un problema de código, un parte de baja en el bolso y muchas lágrimas por derramar.
Y ella me recordaba la escritura como terapia, el teatro como desahogo, y el orden y las listas como solución a todos mis problemas
Me hablaba de la gente que no sabía hacer un mugcake, de todos los libros que me he leído y que siempre me quedo con ganas de comentar, de si existe o no el infinito y de los poemas que me rondan la cabeza y no saben salir.
Al final, me hizo reír con mis anécdotas antiguas y de un soplo me quitó un poco de miedo.
Así que aquí estamos: a trozos pero recomponiéndonos poco a poco. Volviendo a ser amigas (al menos los lunes y los jueves) 😉
Y espero que vosotros me acompañéis en este viaje, algo loco, pero os prometo que divertido sin duda 😊