La palabra lunes es comúnmente asociada a otras tales como la vuelta al trabajo, la desgana, el aburrimiento, la rutina...Más que abrir un principio de semana, un camino por recorrer, parece que cierra las puertas o es un obstáculo, una piedra en ese camino. Pero, detengámonos un instante y pensemos a la inversa...¿cómo serían mis lunes si no comenzara con cierta rutina? El ser humano tiende a dejar las cosas por el hecho de estar en ellas. Querer cambiar es algo inherente, porque el deseo es errante...pero si no tenemos constancia, marcando unas pautas, no nos permitiremos entrar en el orden del amor (tanto al trabajo, como a la pareja, a la amistad..) que es lo maravilloso de lo humano. Siempre habría un lunes, un día en el que nos recordaría que somos mortales, ese despegarnos de los brazos de nuestra madre totipotente que todas las necesidades nos cubría... ¿Y por qué nos empeñamos en que ha de ser igual y rutinario? Pensar de manera diferente el lunes hará que nuestra mirada acaricie personas, situaciones, oportunidades... que empañadas con las legañas del fin de semana, o de los momentos de ocio (que por otra parte existen porque tienen un comienzo y un fin que lo marcan las obligaciones), se harían invisibles...El acto de ver forma parte del sujeto biológico pero en el mirar hay una predisposición envuelta por el brillo de nuestro pensamiento. Como dice la canción, hagamos del lunes otro sábado...y aún añadiría, del mundo, nuestro hogar.
Laura López, psicóloga-psicoanalista