Recientemente se ha cuestionado la importancia de invertir en ciencia en nuestro país. Más aún, en el último año ha disminuido la inversión en ese rubro de aproximadamente 0.4% a 0.3% del PIB, a pesar de que por ley debería alcanzar el 1% del PIB, al menos. Al parecer para algunos no es claro qué es la ciencia y por qué México debe invertir en ella.
La ciencia comprende el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento estructurado, de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente. El objetivo de la ciencia es descubrir las leyes que rigen los fenómenos de la realidad, comprenderlos, explicarlos y predecirlos, a fin de mejorar la vida humana.
En los últimos 300 años el método científico nos ha permitido ampliar nuestro conocimiento mucho más que en los cientos de miles de años previos, desde la aparición del Homo Sapiens. Estudiamos ahora el universo, desde lo más pequeño, como el átomo y sus partículas, hasta lo más grande, como los planetas, galaxias e incluso los hoyos negros. De uno de ellos se obtuvo recientemente la primera fotografía del llamado “horizonte de eventos” con la participación de científicos mexicanos. La ciencia también nos ha permitido entender la vida, la composición de los organismos, los mecanismos de la herencia, así como la evolución de las especies. Sin embargo, nuestro conocimiento es aún incompleto, todavía no se acaba de explicar completamente el origen de la vida y cómo es posible la inteligencia humana, por ejemplo. La investigación científica es un proceso continuo. Es importante que los científicos mexicanos estén a la vanguardia para la formación de los nuevos científicos, así como para eventualmente llevar el conocimiento alcanzado a toda la sociedad, de acuerdo a nuestro contexto y cultura.
La ciencia es la base para el desarrollo de la tecnología, que a su vez es clave para el desarrollo económico y social de los países. Un ejemplo es la invención del transistor, que es hoy el elemento esencial de los circuitos electrónicos integrados (chips), que a su vez son la base de todas las computadoras, los celulares, los automóviles modernos, etc. El transistor tiene su origen en investigación básica en física, hace setenta años, incluyendo la mecánica cuántica y el estudio de los materiales semiconductores. La miniaturización del transistor ha posibilitado el desarrollo de la industria electrónica actual, lo que deriva en una gran riqueza para los países que la dominan, generando empleos y beneficio económico. La tecnología computacional está desarrollándose cada vez más rápido, en particular la inteligencia artificial. Las naciones líderes en estos campos van a cosechar grandes beneficios, ya que está demostrado que los países que invierten en ciencia y tecnología tienen un mayor desarrollo económico. Un caso paradigmático es Corea del Sur, que hasta 1986 tenía un ingreso per cápita menor a México. Actualmente es un país desarrollado que prácticamente ha eliminado la pobreza y con más del doble del ingreso per cápita de México.
Una mayor inversión en ciencia y tecnología es la única opción realista para catalizar el desarrollo de México. Ojalá algún día nuestros dirigentes lo entiendan.