¿Por qué la sintaxis es importante para escribir mejor?

Por Leonardo Peña García @thelexworld
¿Escribes cuidando tu ortografía?

Si es así, vas por buen camino, pero esa es tan solo la mitad del trabajo para una buena redacción.

¿Listo para descubrir la otra mitad?

Te presento, la sintaxis del español. ¡Ta-tan!

La sintaxis es la esencia de una buena redacción. Es el conjunto de pautas que nos dicen cómo ordenar la palabras en una oración. En pocas palabras, la sintaxis es el plano para construir un texto bien escrito.

Cuando termines de leer este artículo, podrás redactar evitando no solo los clásicos errores de ortografía. También podrás distinguir esos detalles que suelen pasar por alto la mayoría de bloggers.

Esos detalles hacen la diferencia entre una lectura fluida y una lectura pesada para tus lectores.

El resultado de una buena sintaxis será mejor redacción, textos más fluidos y lectores satisfechos dispuestos a regresar a tu blog.

Vamos a ver cómo la sintaxi te puede ayudar a escribir mejor:

Este, eh, ¿cómo era? ¡Ah sí! Te ayuda a ordenar tus ideas

Hay un consejo que dice que debes escribir olvidándote de todo. Así evitas que las ideas se te escapen y te acabes bloqueando.

¿Te digo algo? Es un mal consejo.

Los que aconsejan esto dicen que uno debería escribir como piensa. Sin embargo, no todos piensan igual. ¿Qué pasa cuando nos enredamos al hablar? Eso sucede porque no ordenamos nuestras ideas antes de hacerlo. Del mismo modo, no podemos escribir sin antes ordenar las ideas en nuestra cabeza.

Y aunque suene arbitrario decirlo, esta frase tiene mucha razón:

"Quien piensa mal, escribe mal"

Por supuesto, nos referimos a quien no ordena sus ideas.

Ahora, hay otro consejo que dice que escribas como si hablaras con un amigo. Eso tampoco es muy recomendable. Con un amigo, te permites ciertas licencias, pero al escribir hay que tratar de evitar los errores. Por eso, yo reformularía este consejo de la siguiente forma:

Al escribir en tu blog, hazlo como si estuvieras conduciendo un programa de radio.

Quiero decir que hay que escribir con naturalidad y frescura, usando un tono cotidiano. Todo esto, sin dejar a un lado las formas, ya que nos estamos dirigiendo a una audiencia de lectores. Y ellos, se merecen lo mejor de nosotros.

No estoy escribiendo, estoy redactando con estilo

Ahora, volvamos al punto anterior, en el que hablamos de escribir como si fueras un locutor de radio. ¿Cómo se hace eso? Es muy fácil decir:

  • Escribe como locutor
  • Escribe como poeta
  • Escribe como orador
  • Escribe como periodista

Pero, ¿cuál es la diferencia entre ellos? Claro, sabemos que todos escriben diferente, aunque cueste definirlo con palabras. Existen una serie de características en la redacción o sintaxis, dependiendo del uso que vayamos a darle al texto.

A esto es lo que llamamos el estilo.

Imagina lo siguiente:

Eres un pianista que toca para un restaurante en su primera noche. Esa noche hay una convención de fanáticos de la música clásica. Te sientas frente al piano y comienzas a tocar, y tocas bien, pero a los comensales no les gusta y se van. El dueño del local se enfada y te despide, ¿cómo puede ser? Se supone que eres un buen pianista.

Es verdad, eres un gran pianista, pero estabas tocando jazz. Y los clientes querían escuchar música clásica. ¿Notas la importancia del estilo?

Solo escribe con el estilo equivocado en tu blog, y los lectores se marcharán como hicieron esos comensales.

¿Y cómo sé en qué estilo estoy escribiendo? Para eso debes saber manejar la sintaxis. Y no solo te ayudará para escribir con el mismo estilo siempre. Además, te ayudará a ampliar tu repertorio de redacción.

Un buen repertorio, para nunca aburrir a tus lectores

Te invito a leer el siguiente texto:

Pablo llegó a la escuela a las ocho. Miguel llegó a las ocho y media. Manuel llegó a las nueve. Carla llegó a las diez. Andrea no vino.

Qué aburrido suena, ¿cierto?

Vamos a ver qué puede hacer la sintaxis:

Pablo llegó a la escuela a las ocho. Media hora más tarde, llegó Miguel. Manuel vino a las nueve y Carla una hora después, pero Andrea faltó a clases.

¿Ya no suena tan aburrido? ¡La sintaxis lo hizo de nuevo! A eso se le llama variedad sintáctica y es lo contrario a la monotonía. Es tan simple como variar el modo en que ordenamos las palabras de nuestras oraciones.

Si a eso le añadimos variedad de vocabulario, nunca aburriremos al lector.

Imagina como sería si en tu casa cocinaran todos los días lo mismo. Pues eso es justo lo que le haces a tus lectores cuando usas siempre la misma estructura en tus oraciones.

Nuestro idioma, el español, es muy generoso en ese aspecto. Permite casi cualquier variación en el orden de las palabras.

  • Sujeto-Verbo-Complemento
  • Verbo-Complemento-Sujeto
  • Verbo-Sujeto-Complemento

Lo único que debes tomar en cuenta es que si antepones los complementos al sujeto, tal vez sea necesario separarlo con una coma.

Recuerda que el mejor aliado para la sintaxis es tu cerebro. Durante años, has leído libros y lecturas con una correcta sintaxis. Esto se ha almacenado en tu memoria. Por eso, cuando un texto tiene mala sintaxis, te suena mal.

Confía en tu cerebro y en tu oído. Ellos te guiarán para tener una buena sintaxis.

Pero al mismo tiempo, desconfía siempre, y revisa dos o tres veces lo que escribes. Cuidado, porque el mismo cerebro que te ayuda a tener una buena sintaxis esconde una peligrosa trampa.

La trampa del texto recién escrito

¿Sabes cuál es la mayor trampa de la redacción? Que quien escribe un texto no es capaz de reconocer sus errores a simple vista. Es como si le pidieras a una madre que te dijera los defectos de su bebé recién nacido. ¡No hay forma!

Así, para un escritor, su texto recién escrito es perfecto e inmaculado. ¡Ay de aquel hereje que diga lo contrario! Pero, muéstrale el texto un año después y verás cómo se desmaya. ¿Yo escribía así de mal? Es la pregunta que se hará.

A todos nos pasa, a todos.

Pregúntale a los mejores escritores del mundo. A veces les gustaría poder quemar sus primeros libros y borrarlos de las bibliotecas del mundo.

Esa es la razón por la que existen los lectores cero, o lectores beta.

Sin embargo, este vicio también se puede superar con un poco de voluntad. Demos por hecho que ya corregiste todos los errores y horrores ortográficos de un texto. Todavía quedan las fallas en la sintaxis y redacción, difíciles de detectar y corregir.

Lo ideal sería contratar a un corrector de textos, que lo dejaría más pulido que un diamante. Como no siempre podemos darnos ese lujo, vamos a intentarlo nosotros mismos.

Corregir mis propios textos. Ay, duele tan solo decirlo

A primera vista tus textos te parecerán claros y fáciles de entender. Eso es normal y tiene una explicación: Son tus textos y tú sabes lo que quisiste decir.

Es como contar mal un chiste y que solo a ti te de risa. Claro, porque tú sabes de qué iba el chiste. El problema es que nadie te entendió nada.

Puedes pedirle a alguien que dé su opinión. Lo leerá, y te dirá que aquí y allá no se entendió bien lo que quisiste decir. Tú lo revisarás y le responderás que está clarito, pues si ahí es obvio lo que dice. Eso es lo que te hace tu cerebro cuando quieres corregir tus propios textos.

Por eso, mi primer consejo sería que dejes reposar el texto al menos un día. Pero, si te pican las ganas de corregirlo para publicarlo ya, ni modo. Esto es lo que puedes hacer para corregir la sintaxis de tus textos en el momento:

Primero que nada, invoca a los dioses de la sintaxis, porque la vas a tener difícil. Y comprométete a escribir la próxima vez con tiempo, para poder darle a ese texto el reposo que necesita.

Segundo, deshazte de todos los prejuicios. No importa si el texto lo entiendes tú. Los que tienen que entenderlo son tus lectores.

Es como cuando un doctor te da una receta y su letra parece jeroglíficos, pero si se la das él te la lee, al derecho y al revés. Claro, si fue él quien lo escribió ¿cómo no va a entenderlo? Pero anda dáselo al de la farmacia a ver si no te da otra cosa.

Tercero, toma tu texto y léelo en voz alta, poniéndote en el lugar del lector. Imagina que no sabes de lo que trata y fíjate en las partes que no son claras. Esas zonas oscuras del texto, normalmente tienen errores de sintaxis. Ante la duda, sigue la estructura clásica (sujeto-verbo-complemento) Si suena mal, lo más probable es que haya que reescribir.

Cuarto, ahora sí pídele ayuda a un amigo o conocido y que lea tu texto. Tienes que decirle que sea sincero, o de lo contrario no te estará ayudando.

Por último, deja reposar el texto una hora, o al menos unos minutos. Dale una última leída y si todo anda bien, ya lo puedes publicar.

Eso es todo por ahora

Si te gustó este artículo, compártelo con tus amigos. No olvides darle clic a la estrella del me gusta y suscríbete al blog para recibir más artículos como este.

Un saludo y nos leemos!

Lex