El verbo procrastinar, ha pasado de ser relegado a un uso poco común, a convertirse en un termino de moda.
Esto ha ocasionado, por una parte, una obsesión por la productividad personal, en el que se demoniza posponer una tarea, en sintonía con el dicho “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Así como, posturas opuestas, que proponen que procrastinar, es beneficioso para nuestra salud mental.
Mi propuesta para este post, no es decantarme por una de estas posturas, es más bien, hablar sobre un problema que me encuentro habitualmente en consulta. Este problema, se define con una pregunta que mis clientes, me suelen realizar:
¿Por qué me planifico muy bien y aun así continúo procrastinando?
Y es qué, resulta muy común, que cuando posponemos tareas, pensemos frecuentemente en la ausencia de planificación o en un error de la misma.
Índice
- La planificación es clave pero…
- Evitación experiencial
- Perfeccionismo
- Deseabilidad social
La planificación es clave pero…
Este análisis, no es para nada un error, la planificación es clave, permite desarrollar estrategias, delimitar los tiempos, generar plazos.
El error más bien, está en considerar que, si procrastinamos, es únicamente debido a una falta de planificación.
La realidad es que, el hecho de posponer una tarea, se suele deber a conjunto de factores, y no a uno solo.
En este post voy a describir tres posibles factores; la evitación experiencial, el perfeccionismo y la deseabilidad social.
Evitación experiencial
Las personas frecuentemente, tendemos a evitar aquellas cosas que, anticipamos, nos pueden generar malestar.
Por ello, detrás de la procrastinación, en muchas ocasiones se esconde la evitación de una experiencia, asociada a molestia o malestar.
Así, por ejemplo, podemos postergar ir al dentista, por temor a que nos hagan daño o buscar trabajo, por temor a sufrir un ataque de pánico en una entrevista.
Si os poneis a pensar en aquellas actividades que tenéis pendientes, quizás encontréis algún ejemplo en el que estéis procrastinando un plan, un proyecto, una tarea por este motivo.
Las emociones a las que solemos evitar exponernos son aquellas que nos generan malestar como; el miedo, la ansiedad, el estrés, la ira, el enfado, o la vergüenza por nombrar algunas de las principales.
Del Revés: Una película sobre emociones, recuerdos y familia
Por lo que, en estos casos, la planificación ayuda y resulta útil, pero puede no ser suficiente. No se trata de que seas vago/a, en muchas ocasiones se trata de algo tan humano como la evitación del malestar.
En ocasiones ese malestar, puede ser concebido como insoportable, de una forma real, no ficticia.
Este factor, puede ocasionar muchas consecuencias negativas para las personas. Ya que postergar ir al dentista u a otro profesional puede generar problemas de salud graves, así como por ejemplo postergar una cita, puede conllevar perder la posibilidad de conocer a una persona que aporte mucho a tu vida.
Perfeccionismo
De la misma forma que la evitación experiencial, querer lograr la perfección, puede llevarnos a posponer diferentes aspectos de nuestra vida.
Incluso, si no sois personas que se consideren con una conducta perfeccionista, es muy probable que, en algún grado, lo hayáis experimentado en vuestra vida.
En caso de que el perfeccionismo, predomine respecto al área social de una persona, es frecuente escuchar frases del tipo ; “deseo mucho hacerlo, pero todavía no estoy preparado…”.
Esto puede llevar a una postergación eterna, de algo para lo que sí que se está preparado, pero que, sin embargo, a juicio de la persona, no es perfecto. Dependiendo del grado de perfeccionismo, puede llevar a que los proyectos no vean la luz.
Imaginemos un compositor, que nunca ve terminada una canción o a un actor que nunca ve finalizada su preparación para una película.
La perfección se convierte así, en un arma de doble filo, posibilita llegar a cumbres de la creación humana y a la vez puede impedir que dichas cumbres, puedan ser contempladas por otras personas.
De esta forma quedan discos, novelas, obras sin estrenar. Así como quedan oposiciones sin realizar, viajes sin hacer, cosas sin decir…
Retrato de un perfeccionista
Deseabilidad social
Otro factor importante de procrastinación, es la deseabilidad social. Las personas crecemos con una determinada cultura, en la que se premian determinadas conductas y se castigan otras.
Por poner un ejemplo, precisamente la procrastinación es una conducta que se tiende a castigar, ya sea en trabajos o en tu vida personal.
Por ejemplo, suele esta premiado socialmente, hacer las tareas gradualmente, estudiar todos los días un poco, escribir todos los días algo. Sin embargo, hay personas que, por características determinadas, tienen un mejor desempeño, invirtiendo toda su energía en un breve espacio de tiempo.
Por lo que, si una persona se quiere plegar a lo socialmente deseable, puede postergar una determinada tarea, por imponerse, hacerla de forma gradual. El sufrimiento en este caso, es similar, a intentar llevar unos pantalones de una talla que no te corresponde.
Hasta aquí el post de hoy, si quieres sugerir algún tema para nuestro próximo articulo o lanzar alguna reflexión o duda, te leemos en los comentarios.
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Alberto Ruano
Psicólogo, apasionado de mi trabajo, curioso por naturaleza, me encanta conectar unas ideas con otras. Mi principal interés es aprender cada día nuevos recursos para ayudar a las personas a dar el paso que desean. En este blog, hablo sobre la vida y toda la psicología que hay en ella.Latest posts by Alberto Ruano (see all)
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