Capítulo 2x06
El primer cambio ocurrió hace cinco años. No fue algo meditado ni planificado; sino que ocurrió súbitamente, sin avisar, como si no se hubiera podido contener más tiempo. Numberfive, mi precioso Oddish, evolucionó, convirtiéndose en una planta regordeta, fea y maloliente. Difícil de manejar. Difícil de controlar. Difícil de entrenar. Que no me dejaba otra opción que convivir juntos, adaptándonos el uno al otro.
Después de meses en los que me obligaba a sonreírle a un ser cuya cara se me antojaba repugnante, me acabaron resultando encantadoras su timidez fingida, su simulada fragilidad en las batallas, sus ataques disfrazados de banales y sus otros muchos tintes que en cualquier texto de Psiquiatría vendrían en el capítulo de personalidad pasivo-agresiva.
Sin embargo, siempre guardé una esperanza en el fondo de mi corazón: el saber que aquel estado era temporal y que tarde o temprano, Numberfive acabaría evolucionando a un Pokémon más noble. Es en días como hoy en los que le miro después de cinco años y me pregunto interiormente: ¿por qué no evolucionas?
Foto: Con Numberfive, en el Sendero de las Bicis.