Ahora que empieza un nuevo curso y a la vez que se intenta superar la nostalgia vacacional, muchas personas se proponen, como todos los años, hacer algo que al cabo de un mes o dos vuelven a abandonar. Ya se sabe, comer sano, dejar de fumar, ir al gimnasio, apuntarse a algún curso, ir a las revisiones médicas, todas esas cosas que cuestan esfuerzo y se van posponiendo.
Luego están esas “cosas” más importantes que son resultado de una larga reflexión y un profundo convencimiento, como por ejemplo dedicar cada día un tiempo a la meditación, al silencio interior, intentar vivir el presente, leer algo profundo, etc. Tal vez estas últimas sean las más difíciles de encajar en nuestra vida porque las empezamos y dejamos, empezamos y dejamos, empezamos y dejamos…
Y nos preguntamos afligidos ¿Por qué no me pongo en serio?
Yo también me lo pregunto. ¿Será tal vez que no tenemos muy claras nuestras prioridades? ¿Será que no tenemos motivación porque no acabamos de estar convencidos de aquello que creemos creer? ¿Será que la vida es así, un empezar y volver a empezar hasta que empecemos otra vez y volvamos a empezar?