Imaginemos lo siguiente, te encuentras en una primera relación sexual con tu pareja, llegado un momento decidís que os apetece practicar sexo con penetración.
Todo parece intuitivo, sin embargo, sin razón aparente notas como llega a ser imposible que su pene se introduzca en tu vagina.
Algo ocurre, no sabes muy bien el que, pero es imposible que se produzca la penetración.
Una de las razones de que esto suceda puede ser un problema sexual denominado, vaginismo.
De ello voy a hablar en este post.
Que ocurre a nivel orgánico
A nivel orgánico lo que esta ocurriendo en ese momento, en que la penetración resulta imposible, es una contracción muscular.
En concreto se trata de una contracción espasmódica, de la musculatura que rodea el tercio externo vaginal.
Por ello a pesar de que la lubricación vaginal sea adecuada, la penetración en tal situación, no se puede dar.
Y si lo intentamos
Ambos podéis decidir intentarlo de forma forzada, pero el resultado es frustrante.
No solo corrobora que no se puede realizar la penetración, sino que, estando los músculos vaginales contraídos, es probable que los intentos por introducir el pene originen dolor.
En estos momentos, lo más probable es comenzar a preguntarse qué puede estar ocurriendo.
Que me hace diferente al resto de mujeres ¿Por qué me ocurre esto?
¿Por qué me ocurre la contracción muscular?
Una reacción natural ante una situación de amenaza, es la contracción de los músculos vaginales.
De tal forma que, por ejemplo, ante una primera experiencia sexual, el miedo a lo desconocido, puede producir dicha contracción.
No se trata de que no te apetezca tener relaciones sexuales o que tu pareja te de miedo (al menos en el ejemplo de este post, también puede darse vaginismo en dichos casos).
Podemos sentir amenaza tanto ante situaciones que deseamos, como ante situaciones que no deseamos.
En el ejemplo que he puesto al principio, ella puede sentir inseguridad y miedo, ante lo que va a ocurrir de forma que lo percibe como un riesgo.
En ese momento se activa la sensación de peligro y los músculos se tensan (entre estos músculos los de la vagina).
Cuando la situación de miedo se asocia con la situación sexual
En estos momentos la protagonista de nuestra historia, ha vivido una situación que le ha producido temor.
Al sentir una amenaza, nuestro cerebro, manda señales a los músculos con la finalidad de producir su contracción. Es automático.
Como esa situación de tensión coincide con la situación sexual ambas se fusionan en una, acabando por producir una asociación entre la relación sexual y esa tensión muscular.
La asociación se va reforzando
A la mañana siguiente, nuestra protagonista, ya teme que vuelva a ocurrirle lo mismo que ayer, su pareja ha quedado en casa con ella.
Han estado hablando y han decidido volver a intentarlo.
Ella ha estado toda la mañana, pensando, encerrada en casa.
No me puede pasar lo mismo, que va a pensar de mí, ha visualizado como podría ser más fácil, no puede ocurrir lo mismo, se ha dicho varias veces.
Su pareja llega, conversan, los dos están preparados para intentarlo de nuevo. Nada más tocarla, ella nota la tensión.
Sabe ya de alguna forma que no va a ser posible, lo intentan, ocurre lo mismo que la vez anterior. Siente dolor cada vez que su pareja realiza un intento.
Ambos se miran, no saben muy bien que ocurre.
Esta situación se repetirá a lo largo de la semana, del mes, hasta que finalmente llega la resignación.
El abandono de la penetración
Con el tiempo, la pareja recurre a la practica de sexo, sin penetración, el cual puede ser totalmente satisfactorio.
Esto es posible ya que no hay un problema para alcanzar la excitación, así como tampoco existe problema para alcanzar el orgasmo.
Por lo que la búsqueda de ayuda externa para solucionar este problema sexual, puede tardar mucho en producirse.
La generalización de situaciones
Producida la asociación de la introducción del pene en la vagina con él miedo y contracción muscular, esta contracción se puede generalizar.
Es decir, puede terminar impidiendo la exploración ginecológica o el uso de tampones.
Apunto en este momento, que también puede darse al revés.
Es decir, puede producirse esta tensión muscular, en una revisión ginecológica o ante el intento de introducir un tampón.
De forma que ante esa revisión o intento de ponerse un tampón, se puede trasladar el miedo a que ocurra en las relaciones sexuales (se trataría del mismo proceso en distinto orden)
Existen factores que propician la ocurrencia de vaginismo
Si, la realidad es que un miedo previo a la penetración o a las relaciones sexuales en general puede predisponer a la ocurrencia de vaginismo.
También predispone la educación sexual recibida, si esta ha sido basada en el sexo como algo sucio, negativo.
El miedo a que se produzca un embarazo, es también un fuerte predisponente.
Algunas aclaraciones importantes sobre el ejemplo propuesto
En el ejemplo de este post el miedo se origina ante una situación novedosa que produce tensión. Sin embargo, el vaginismo se puede producir de forma secundaria.
Es decir, en otros casos, tras una vida sexual en que la penetración se ha producido con normalidad, se desarrolla a posteriori vaginismo.
Es importante resaltar, que a pesar de que en el ejemplo de nuestra historia no estamos narrando una situación de violencia, se puede producir vaginismo ante dichas situaciones.
Por ello es importante descartar que se haya producido un abuso sexual, violación etc.
Por otra parte, también muy importante descartar factores orgánicos que puedan ocasionar el vaginismo, como puede ser un himen rígido o hipertrófico.
Llegamos al final de este post, como siempre, puedes compartirlo con quien quieras y preguntar cualquier duda en los comentarios.