Si le preguntas a tu hijo/a si le gustaría aprender a montar a caballo, estoy convencida de que te dirá que sí, que le encantaría.Los niños se sienten atraídos por los caballos. La mayoría sueña con montar en uno y vivir aventuras sin fin. El poder y libertad que da un caballo es algo excepcional. Y por otra parte, los estudios demuestran que los caballos tienen un efecto muy positivo en los niños.
Por eso, ofrecerles la oportunidad de que puedan hacerlo, es algo que va mucho más allá de brindarles una actividad divertida o de ocio. Como madre, he podido observar maravillada los cambios en Sunflower cada vez que monta a Conguito, su poni preferido. Comenzó a ir a clases, no muy regulares, desde hace algo más de un año. Y su evolución, en muchos aspectos (contacto con el animal, equilibrio, coordinación, autonomía, confianza...), ha sido sorprendente.Pero el otro día tuve la oportunidad de charlar un rato con Sergio Bruel, el director del Pony Club Son Granada-Maioris (en Mallorca) al que asistimos, y me quedé asombrada de los increíbles beneficios, algunos exclusivos, que ofrece la equitación infantil. Después he investigado un poco y mi asombro ha ido creciendo más y más. Todos los niños deberían tener la oportunidad de beneficiarse de esta actividad y hoy te cuento por qué. Y si piensas que se trata de un deporte elitista y demasiado caro, puedes ir quitándote esa idea de la cabeza. La equitación infantil está al alcance de casi todos los bolsillos.
Las clases en grupo a las que asiste Sunflower en el Pony Club nos cuestan 10€. No podemos ir todas las semanas, nos gustaría (y a ella mucho más), porque el club está a casi 80 km de casa y nos supone demasiado tiempo de desplazamiento, ¡ojalá lo tuviésemos más cerca!¿Qué es un Pony Club?Es una escuela de equitación para niños con caballos pequeños, ponis.
Desde los 5-6 años los niños ya pueden asistir a las clases solos. Trabajan equilibrio, trote, dirección y según su edad y evolución, empiezan a pasar niveles: Galope I, II, III.Lo más importante es que las sesiones no consisten en montar y aparcar el animal, también se va desarrollando una responsabilidad del bien hacer, creando una necesidad de cuidar al animal.
(1) Sensaciones únicas que se quedan guardadas en el disco duro del niño/aMontar a caballo ofrece el desarrollo de sensaciones que no se pueden experimentar en ningún otro deporte, ni de ninguna otra manera.
Para que te hagas una idea, solo con el movimiento del trote, se mueven más de 100 músculos a la vez. Y las sensaciones del galope, o del salto, son todavía más diferentes y potentes.Es tan poderoso este estímulo, que en un momento de desarrollo tan importante como es el primer septenio de vida, se crean una serie de conexiones neurológicas, una huella, que no se puede volver a experimentar igual en otro momento evolutivo.Por eso todos los niños deberían tener la oportunidad de experimentarlo, de probarlo, independientemente de su situación física y de si después desarrollan afición por la equitación o no. Pero es un punto de inicio para estimular y desarrollar un montón de aptitudes. (2) Mejora la autoconfianza, la autoestima, la empatía y se desarrolla un sentido de libertadEl contacto con el animal proporciona autonomía, además ayuda a superar temores y obstáculos, lo que provoca una gran satisfacción personal que eleva la autoestima y equilibra el comportamiento.(3) Ayuda a mantener la calmaUn estudio de la universidad de Washington ha demostrado que los niños y adolescentes que tienen la oportunidad de estar en contacto con caballos tienen la hormona cortisol (del estrés) mucho más baja que el resto. Son niños más calmados, que interpretan mejor los factores estresantes. No se alteran tan fácilmente y esto en un futuro les protegerá de sufrir ansiedad o depresión.(4) Mejora las habilidades sociales y de liderazgoComo suelen hacerse clases grupales, con otros niños, se crea una especie de simbiosis en las que uno está pendiente del otro, es un deporte social.
Aunque yo no soy muy entusiasta de las actividades extraescolares para los niños, pues pienso que al final se convierten en una obligación y una prolongación de la escuela, esta actividad, al igual que la psicomotricidad vivencial, sí que la recomiendo mucho. Creo que es una oportunidad increíble para que nuestros hijos experimenten unas sensaciones únicas, permitiéndoles crear conexiones profundas y naturales con ellos mismos gracias al contacto con los caballos.
Muchas gracias a Sergio Bruel por contestar mis preguntas e inquietudes y si eres de Mallorca y te interesa que tus hijos asistan a sus clases, puedes encontrarlo aquí.
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