Por qué un adulto lee literatura juvenil

Por Eltiramilla

Mucha gente se sorprende cuando digo que me gusta alternar la lectura de narrativa adulta con libros catalogados como juveniles, como si estos estuvieran en una categoría inferior indigna de alguien que ya ha disfrutado de las obras para adultos. Sin embargo, cada vez somos más los que conectamos con la literatura dirigida a los jóvenes. ¿Por qué ocurre esto? Hay gente que lo asocia al síndrome de Peter Pan, la generación que no quiere crecer y se queda estancada en la comodidad de los libros para adolescentes porque su cerebro no da para más (no lo expresan de una forma tan clara, pero transmiten esa sensación). Solo puedo decirles que se equivocan.

En mi opinión, el principal motivo del éxito de la LJ entre los adultos es evidente: gusta, gusta mucho, y algunos de sus géneros crean adicción, como las sagas cargadas de aventuras y romance. Si estos libros consiguen llenar a los adultos es porque tienen segundas lecturas o sencillamente no son tan simples como puede creer quien los ve desde la distancia. Richelle Mead (autora de Vampire Academy) ha comentado en alguna que otra entrevista que a simple vista resulta fácil pensar que sus novelas son superficiales y banales por el hecho de pertenecer al género del romance paranormal, pero que ella se esmera en la caracterización psicológica y en la construcción de tramas consistentes. En efecto, quienes la hemos leído sabemos que es una buena escritora que huye de las frivolidades y trabaja a fondo la personalidad de los personajes para que no caigan en estereotipos.

En segundo lugar, pienso que muchos adultos se sienten fascinados por la LJ porque en ella encuentran libros que no existían cuando eran niños o adolescentes, sobre todo por la gran oferta que existe en la actualidad en un ámbito como la fantasía y por las interesantes propuestas de libros curiosos, como los que aúnan el texto de siempre con recursos de la red. Lo mismo ocurre con la literatura infantil y esas obras ilustradas que son auténticas joyas; no es de extrañar que muchos adultos caigamos en la tentación cuando las vemos. Me parece un gesto bonito que seamos capaces de vencer los prejuicios y nos acerquemos a este tipo de literatura con el ánimo de pasárnoslo bien, sin ninguna condescendencia.

Además, la etapa de la adolescencia tiene un gran interés a la hora de desarrollar una historia. Recuerdo una entrevista a Laura Gallego en la que explicaba que le gusta escribir sobre jóvenes porque le parece una edad muy interesante, con sus cambios, sus dudas y su paso a la madurez; se puede decir que hablar de la adolescencia y sus altibajos no pasa nunca de moda. De hecho, no solo se trata en la LJ, sino también en la narrativa adulta, en la que abundan las novelas de iniciación y las protagonizadas por niños o jóvenes.

Por otro lado, se suele decir que la LJ triunfa entre los adultos porque es fácil de leer y los lectores buscan libros sin complicaciones. En parte es cierto, porque el libro más denso de literatura adulta siempre será más complicado de leer que su equivalente juvenil, pero aun así discrepo con esta idea por una sencilla razón: la literatura adulta también está llena de libros fáciles de leer, tan solo hay que darse una vuelta por la lista de más vendidos para comprobarlo. En cambio, novelas juveniles como En el camino de Jellicoe o Hija de humo y hueso son mucho más complejas que gran parte de las novedades para adultos, así que no, no se puede encasillar la LJ como un sector facilón por sistema.