Pero …. ¿Cómo? ¿Solamente yendo a un gimnasio lograremos nuestro objetivo? ¿Simplemente poniéndonos unas zapatillas y echando a correr cada día conseguiremos nuestra meta? Pues va a ser que no.
Entrenar sin control puede ser igual de malo que no entrenar. Acudir a unas clases dirigidas en un gimnasio para mantenernos en forma puede ser una manera fantástica para ponernos en forma, pero si las clases son masificadas y nosotros no conocemos bien nuestro cuerpo, nuestras limitaciones y nuestros errores, ya sean posturales o de ejecución de los ejercicios, lo que podemos conseguir a la larga es una contractura y/o unas merecidas agujetas o sobreesfuerzo muscular. ¿Es eso lo que buscamos?
Para evitar tener problemas físicos, valorando nuestros datos físicos, médicos, antopométricos y mediante diversos tests y pruebas (como el test de Cooper, del que ya os hablaré en otro post), un entrenador personal puede hacer un estudio global, mediante unos recursos que muchos de nosotros no tenemos (también os iré hablando de ello más adelante), pudiendo ejecutar así, un programa de ejercicios personalizados para que trabajemos según nuestras posibilidades.
El entrenador personal se debe adaptar a nosotros recursos, no nosotros a él. No hace falta tener un entrenador personal cada vez que vayamos a entrenar (ni mucho menos), podemos tener una cita con él una vez por semana, una vez cada quince días o solamente una vez al mes. Cuando mejor nos convenga a nosotros, a nuestras necesidades y a nuestro bolsillo.
¿Un entrenador personal para mí solo? Si te apetece y puedes permitírtelo, es mucho mejor, ya que así podrá focalizar toda su atención en tu trabajo. Pero también se pueden hacer entrenamientos personales en pareja. Todo es proponérselo y hablarlo con él.
Otra de las funciones del entrenador personal es la de controlar periódicamente tu evolución, analizar todo el trabajo realizado y valorar el resultado obtenido.
Para poner un ejemplo y en mi caso, Fernando ha empezado a medir mis pulsaciones en reposo, y según mi edad, sexo, peso y mediante la fórmula de Karkoven (ya os contaré más sobre ella) sacará las conclusiones sobre las frecuencias cardíacas con las que debo trabajar en la carrera.
Además, en mis primeras sesiones (ya llevo dos) hemos empezado a trabajar entrenamientos de superseries de dorsales en superficies inestables (bossu) para trabajar la propiocepción (ya os hablaré con más calma en otro post), ejercicios de estabilización escapular (con mi escoliosis necesito fortalecer mi espalda para prevenir lesiones) y como no, hemos empezado a trabajar las cadenas musculares de las piernas, con ejercicios de fuerza y resistencia (con un power plate y bossu). Todo eso en solo dos horas de trabajo. ¿Os parece poco?
Lo mejor de todo, es que después de entrenar con Fernando en FITT no me siento muy cansada (bueno.. es un decir, ya que he empezado a notar algunos músculos desconocidos por mi hasta el momento), pero bromas aparte, entrenar con él ha sido un placer, ya que he modificado mi postura en la ejecución de algunos ejercicios y he comenzado a “fortalecerme” poco a poco. No quiero que mi entrenamiento sea una tortura china, no!!!! quiero robustecer mi cuerpo, modificar mis errores y mejorar mi capacidad física para la carrera. Que eso ya es mucho!!!
Besos desde mi blog!!!