Ya hemos mencionado en varios artículos cuales son las repercusiones negativas que trae la falta de sueño y un descanso incompleto. Una persona sana gastará alrededor de un tercio de su vida durmiendo, pero con el ritmo vertiginoso actual y los horarios irregulares que existen, nos obligan a llevar un estilo de vida poco saludable, por lo tanto es muy fácil caer en hábitos de sueño que resultan contraproducentes.
La falta de sueño está vinculado a mayores niveles de estrés y numerosos problemas de salud. Nuevas investigaciones muestran que la temperatura del cuerpo alrededor de la hora de acostarse en realidad puede tener un efecto significativo en la calidad del sueño. Pero una simple ducha podría ser todo lo que se necesita para elevar la calidad del sueño a un nivel completamente nuevo, y lo ideal es hacerlo en la tarde-noche, antes de ir a la cama.
La relación entre la temperatura corporal y el sueño
Cuando nos dormimos, la temperatura interna del cuerpo se reducirá ligeramente. Este proceso comenzará realmente cuando comienzas a sentirte cansado. Después de quedarte dormido, tu cuerpo suele alcanzar su temperatura más baja, unas cuatro horas más tarde.La temperatura ambiente en la habitación puede tener un efecto sobre la facilidad con que te quedes dormido. La investigación ha demostrado que la temperatura ambiente ideal para dormir es entre 60 y 68 grados Fahrenheit (15,6 a 20 grados centígrados), por lo que puede ser aconsejable utilizar el aire acondicionado o alguna otra forma de control de clima interior para mantener la habitación un poco más fría que el resto de la casa mientras duermes. Por supuesto, esto no es siempre una opción y la ventaja es que una buena ducha, según las recientes investigaciones, puede ayudar a conciliar el sueño y mantener un descanso más prolongado.