Los medicamentos actuales aprobados para tratar la adicción a
los opiáceos actúan sobre los receptores opiáceos del cerebro sustituyéndolos
por un fármaco menos gratificante o bloqueando los efectos eufóricos de los
opiáceos. El objetivo es disminuir el uso de los opiáceos más adictivos y
letales y detener el ciclo de la adicción, pero a veces, se necesitan
medicamentos en conjunto con otro tratamiento. Esta es la razón por la cual
debemos considerar cuidadosamente cómo y cuándo usamos los medicamentos, para
todo tipo de adicción y problemas de salud mental. En la actualidad, el 5% de
la población mundial utiliza el 90 % de los medicamentos disponibles para
bloquear el dolor. Es por ello que la crisis de opiáceos de hoy ha sido la más
mortal. Más de 64.000 estadounidenses perdieron la vida por sobredosis de
drogas en 2016 alrededor de dos tercios
fueron por opiáceos. La mayoría de las otras muertes por sobredosis se debieron
a depresores del sistema nervioso central y el alcohol, lo que resalta la
importancia de no olvidar el riesgo de otras drogas. Según el Instituto
Nacional sobre el Abuso de Drogas, los medicamentos son un elemento importante
para muchos pacientes con adicción a los opiáceos, pero son especialmente
eficaces cuando se combinan con otras terapias conductuales y programas de
recuperación. Este artículo fue publicado en The Conversation