Y otras causas. En mi anecdotario particular figura la pequeña historia de la familia que acude a la consulta por un problema de sobrepeso de una niña de siete años. En la entrevista siempre incluyo la pregunta de cómo se desplaza hasta la escuela. Cuando confronto la dirección de la vivienda familiar y la del colegio constato que de una puerta a la otra apenas hay que cruzar una calle y caminar 70-80 metros. Me informan que la llevan en coche!!! Para ello han de dar una vuelta a dos manzanas por ser calles de dirección única. La justificación: “Es que la niña quiere, porque todas sus amiguitas van en coche”, acompañada de una pícara sonrisa de la susodicha. Poco remedio podía ofrecer al sobrepeso. Y dejo los juicios valorativos a los lectores.
Se suma a las numerosísimas mamás petardas, a bordo de un 4×4 enorme cuya única justificación es poder subirse a los bordillos o a los parterres, para ir a buscar a su correspondiente retoño a la puerta del cole.
El comportamiento de los conductores alrededor de las zonas escolares suele ser el de ignorar por completo esa señal característica de un triángulo con la imagen de dos niños corriendo. Y el respeto por el acceso a los autobuses escolares detenidos suele ser igualmente escaso, a menudo acompañada por un concierto de bocinas impacientes.
En otros países una infracción de tráfico en una zona escolar suele estar penada con los máximos castigos. Y, en Suiza, los niños de más de 6 años deben acudir a la escuela OBLIGATORIAMENTE andando. Un conductor que atropelle a un escolar es reo del peor de los crímenes, penado con cualquier cosa justo menos de ser fusilado al amanecer… Como llevan mucho tiempo haciéndolo los incidentes son prácticamente inexistentes.
Esa falta de respeto por los menores en éste país es la causa de que no puedan ir los niños solos al cole caminando. Las consecuencias van desde la perpetuación de las actitudes dudosamente cívicas hasta la obesidad infantil a que conduce el sedentarismo.
Podríamos proponernos, para este año que va a comenzar, un campañita para civilizar un poco este pedazo de mundo más próximo, tan silvestre, agropecuario y majadero, que habitamos.
X. Allué (Editor)