Ekaterina no llevó velo, ni ramo y llegó a la Iglesia acompañada por Alvaro de Marichalar luciendo un bonito vestido camisero sin mangas de Manuel Mota para Pronovias, estilo caftán, abierto por delante hasta un poco más abajo de la rodilla, confeccionado a base de superposiciones de tejidos, terminando en encaje francés bordado con piedras en blanco. Los zapatos eran de plataforma en raso de seda de color marfil.
Ekaterina, que llevaba una diadema con flores azules sobre la frente y el pelo peinado en una trenza lateral, se protegió del frío con una chaqueta de piel sin solapas y de manga francesa. La novia es tan guapa y tan joven que no necesita muchos adornos y consiguió estar espléndida el día de su primera boda en España. (Más adelante la pareja se casará en Rusia, acompañados por la familia de ella. Información completa e imágenes del evento en la revista Hola)