Prácticas de enfermería en quirófano: segunda semana

Por Enfermeria Real Enfermeria Real @enfermeriareal

Después de hablar sobre mi experiencia en las prácticas de quirófano durante la primera semana (puedes leer el post aquí) quiero actualizar la información, pues he notado mucha diferencia entre la primera semana y la segunda.

Es lógico que durante la primera semana poca cosa te dejan hacer, pues la enfermera responsable quiere conocerte y saber hasta que punto puede confiar en ti.

En la segunda semana, esto ha cambiado completamente, la relación con mi enfermera ha cambiado mucho, veo que ya confía en mi y me deja hacer muchas más cosas.

Sigo haciendo lo mismo que la primera semana (poner vías, sondajes vesicales, poner medicación, ayudar a colocar el paciente, ayudar en la anestesia epidural, etc)

Novedades de esta semana en quirófano

Esta semana ya ha sido la bomba. Me noto mucho más segura y he podido hacer muchas cosas. La que más ilusión me ha hecho ha sido intubar, ya que no es competencia enfermera, sino médica, y para mi ha sido un gran detalle que confiaran en mi para hacerlo. Me ha hecho mucha ilusión, pues es algo que no esperaba hacer en la vida.

Otro punto importantísimo es que me han dejado instrumentar. Pensaba que tardaría mucho más en hacerlo, pues no me veía capacitada aún. Además, la tutora de la universidad me ha dicho que las alumnas no suelen instrumentar tan temprano y ha quedado muy sorprendida. (Yo más). No hay que olvidar que quirófano es un servicio complejo, no pueden dejarte hacer de todo a la primera y sin control, hay que hacerlo paulatinamente para meter la pata el mínimo.

La primera intervención que instrumenté fue de otorrino, una amigdalectomía y durante aquel día instrumenté todas las amigdalectomias. La enfermera me dejó lavar (hacer el lavado quirúrgico de manos y ponerse la bata y guantes estériles) pero pensaba que sería solo para ver más de cerca e irme familiarizando. La sorpresa fue cuando después de enseñarme un poco el instrumental me dice: va instrumenta.

Me puse muy nerviosa, pues no me lo esperaba para nada y tenía miedo de hacerlo mal. Sabía que ella estaría a mi lado y respondería por mi si yo no sabía algo y así fue. Por suerte el cirujano fue bastante comprensivo y me iba explicando y ayudando, sin meter presión.

Me sentí muy orgullosa de mi misma, pues en el momento que instrumenté, marqué un antes y un después en mis prácticas de quirófano. Fue como un chute de autoconfianza, seguridad y motivación. Pasé de pensar que era un 0 en la izquierda a verme capaz de instrumentar y que a la larga podía hacerlo bien. Cada amigdalectomía que hacía aquel día, instrumentaba mejor y es una gran sensación.

Otro día instrumenté una mastectomía, que no me esperaba para nada instrumentar, pues yo lo veía como una cirugía bastante importante. Esta vez ya iba más segura, y eso que estaba instrumentando al jefe de cirugía, eso me ponía más nerviosa, pero yo ya tenía más idea de instrumentar, aunque la mastectomía no tenía nada que ver con las intervenciones de otorrino, algún instrumental era común.

Por último, instrumenté tiroidectomía, que tampoco me esperaba para nada instrumentar. Yo pensaba: vale, me dejaran instrumentar otorrino porque es poca cosa, pero para nada me esperaba llegar a instrumentar operaciones tan complejas.

Estoy muy agradecida porque los cirujanos fueron muy amables y comprensivos y eso que alguna vez metí la pata. Una de las veces pasé el bisturí eléctrico del revés y esto es un crimen, pero por suerte no se me echaron en la yugular.

Otra cosa que me hizo mucha ilusión fue ver mi primera cesárea. Fue una intervención muy cortita pero me llamó la atención como desgarraban los músculos abdominales: los estiran en vez de cortarlos, para que se abran. Y ya, cuando sacaron al bebé fue un “me muero de amor”. Fue un bebé chiquitito, no llegaba a los 3 kg y fue un momento muy mágico ver como empezaba su vida. Dejaron que lo cogiera en brazos y me hizo muchísima ilusión. En este momento me plantee ser matrona, pero ya veremos

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