Hace quince días que empecé mis prácticas en oncología y quería haceros partícipes de mi experiencia en esta unidad.
En primer lugar he de decir que iba con mucho miedo a estas prácticas. Son las últimas de la carrera y sentía que se me acababa el tiempo para aprender y que todo lo pendiente lo tendría que hacer en este periodo. Por otro lado, las últimas prácticas en atención primaria no habían sido del todo buenas ya que no se me dejaba participar, me sentía como una mera observadora y yo quería trabajar. Mi principal miedo era que se repitiera esta historia y que no pudiese hacer ni aprender nada o que mis compañeras no fueran amables conmigo.
Os avanzo desde ya que esto no ha sido así para nada.
La presentación
Me presenté el primer día a la planta, nerviosa y temblorosa como un flan, con pocas expectativas (para no desilusionarme). Me presenté a la primera mujer que vi por allí y dije que era la de prácticas. Me preguntó: ¿Prácticas de qué? y yo de enfermera, de enfermera. Y fue a buscar a la super.
La super me contó como funcionaba la planta, el tipo de pacientes que había y un poco el funcionamiento en general y a continuación me llevó al office donde estaba todo el personal de la planta. Entré en el diminuto office donde casi no cabía y noté como los ojos de unas 12 personas se clavaban en mi. ¡Tierra trágame pensé! Noté el escrutinio de cada par de ojos y saltaron mis alarmas, me sentí muy incómoda y me temía lo peor.
La supervisora les preguntó quien quería enseñarme durante la primera semana y todas levantaron la mano deseosas de que fuera con ellas. ES BROMA, evidentemente. Fue un momento muy incómodo porque todas apartaron la mirada para que no les tocara a ellas tenerme de alumna. La super viendo que nadie se ofrecia (como es lógico) me asignó a una enfermera al tun tun y me dijo que iría rotando por cada una de ellas. Yo me sentía mal porque sabía que ninguna quería tener a alguien de prácticas, pero no les quedaba otra.
El primer día
Las enfermeras acabaron de desayunar y me senté al ordenador con la enfermera que me había sido asignada. Estuvimos hablando y resultó ser muy maja. Era muy joven, más o menos de mi edad y eso me ayudó a coger confianza. Me explicó super bien el funcionamiento de la planta y las cosas importantes y a continuación me enseñó a utilizar el programa informático.
Os parecerá una tontería lo del programa informático pero a mi me hizo mucha ilusión. Nunca me habían dejado utilizarlo y pienso que es muy importante conocerlo porque en cuatro días lo tendré que utilizar yo, una vez trabaje. Entiendo que es pesado enseñar la parte de ordenador a alguien, porque lo que una experta hace en 3 segundos nosotros tardamos 3 minutos, al tener que ir buscando cada cosa, al no estar familiarizadas con el programa.
Así que con mucha paciencia la enfermera me iba enseñando el programa y en seguida le cogí el truquito, aunque logicamente iba lenta.
A continuación, empezamos la ronda de las 11h, teníamos pocos pacientes ya había habitaciones libres y altas. Quedaban cuatro y no tenían mucha medicación, pero aún así, la administré toda yo. La verdad es que lo tenía un poco oxidado, ya que hacía meses que no lo hacía, pero tener pocos pacientes me lo pude tomar con más calma para repasar. Me encantó que la enfermera desde el primer momento me lo dejó hacer todo a mi.
Los siguientes días
Con el paso de los días, la situación no hacía más que mejorar. Cada vez había más buen rollo con los compañeros de trabajo y cada vez me dejaban hacer más cosas. La verdad es que me sentía una enfermera más y eso me encanta cuando estoy de prácticas.
Todas las rondas de medicación las hacía sola, yo consultaba la pauta, seleccionaba la medicación, la preparaba y administraba. Hacía todas las curas, analíticas, colocación de vías y en definitiva todas las técnicas y cuidados. Si algo no sabía hacer, la enfermera me enseñaba sin problema y la siguiente vez lo hacía yo. La verdad es que depositaron mucha confianza en mi desde el principio y eso me hizo sentir muy cómoda y segura, indispensable para tener iniciativa.
Además, las otras enfermeras si tenían técnicas me avisaban y las hacía yo sola y cuando los médicos hacían pruebas especiales me avisaban para que pudiera verlas, así que aprendí un montón.
Técnicas más frecuentes
En oncología, la mayoría de pacientes llevan reservorio subcutáneo, PICC o vía central y en algunas ocasiones periféricas. He aprendido a manejar con soltura todos estos accesos venosos, y de entrada puede resultar lioso, ya que hay pacientes que llevan conectados muchos sueros y hay un cruce de cables que tela… En otras plantas como mucho llevaban dos a la vez, así que manejar tantos equipos me ha permitido dominarlo.
Los reservorios cutáneos también los he manejado mucho, así como pincharlos, extraer el gripper y heparinizar. Los PICC y vías centrales también y es muy útil verlos «en persona» ya que en clase eso de las luces distales, mediales y proximales puede sonar un poco a chino…
Otro mundo muy de oncología son las bombas. No había manejado hasta el momento y aquí es el pan de cada día. Programarlas, cambiarlas, controlar la velocidad… son cosas que he aprendido a hacer en estas prácticas y me ha ido muy, muy bien.
La administración de quimioterapia he tardado en verla, pero esta última semana también he puesto y es muy interesante de aprender ya que es un poco diferente. Hay tantos tipos de quimioterapia y premedicaciones que aún no domino ni el 10%, pero me formaré más sobre este tema.
Otra cosa que he aprendido en estas prácticas son las pruebas cruzadas y la administración de sangre, muy interesante.
Por descontado, también hacemos muchas analíticas. Algunas las sacamos del reservorio y otras las pinchamos directamente. Vías he puesto algunas, pero entre que la mayoría tienen reservorio y los que no, suelen tener malas venas, no es algo que haya hecho a diario.
Por otro lado, también he podido realizar sondajes vesicales y nasogástricos y muchos cambios de ostomías.
De técnicas médicas he podido ver biopsias de médula ósea, administración de quimioterapia intratecal, punciones lumbares, RCP, intubación…
Lo que me gusta de oncología
La oncología es otro mundo, es muy especial. El personal es muy atento y amable y hace su trabajo con pasión. Se desviven por los pacientes y les apasiona la oncología y eso crea un ambiente de trabajo maravilloso.
El trato con el paciente es excepcional, suelen ser muy agradecidos y aunque estén sufriendo por el dolor o el miedo, siempre tienen una palabra de agradecimiento para ti. Cuando se van de alta es muy gratificante ver como se van con una sonrisa y agradecidos por los cuidados que han recibido.
En otras ocasiones los pacientes fallecen en el hospital, pero los sedamos y tienen una muerte tranquila. Sus familias también son muy agradecidas y se establece unas relaciones muy bonitas con ellos.
Siempre han confiado en mi, aún viendo que soy de prácticas, tanto los pacientes como las familias y eso es de agradecer.
Os recomiendo encarecidamente pasar por onco si os gusta porque os sorprenderá. Yo ya me he decidido al 100% a dedicarme a la oncología, así que se viene máster en oncología.
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