Apenas hace un mes que terminaron las preguntas diarias en mis redes sociales. ¿Por qué es tan importante preguntarse? Y me refiero a preguntarse uno mismo o que otros nos pregunten. Dicen que quien pregunta está despierto mentalmente, busca la verdad, tiene curiosidad, da pasos hacia adelante, sale de la comodidad, descubre el saber, ¡y muchas más cosas!
A veces nos da miedo preguntar. Quizás por vergüenza a que se percaten de nuestra ignorancia. A veces por pereza ya que estamos mejor así como estamos. Preguntar nos complica la vida e incluso la existencia en ciertos casos. Pero, ¿por qué nos cuesta hacernos preguntas? Porque no nos han enseñado a pensar y tampoco a relacionarnos con la vida, con las personas ni con la Naturaleza. Es propio del ser humano la inteligencia. ¡Hoy la tenemos oxidada! Son pocos los que van más allá de las preguntas preliminares y de conocimiento de las cosas y de las personas.
Hay miedo a profundizar por eso no se pregunta, para no tener que pensar. Es divertido dejar a nuestra mente o imaginación volar tras una pregunta. ¡Nos sorprenderemos de lo que somos capaces de pensar! Sin censuras... Para conocernos mejor. ¿Es esto, quizás, el freno para preguntar o preguntarnos o dejarnos interrogar? El miedo del conocimiento propio, de conocer a las personas y de conocer el mundo en el que vivimos.
La vida está llena de vínculos, ¡es inevitable! ¿Por qué tener miedo a vincularnos? Vamos a estar en este mundo hasta que muramos, ¡más vale relacionarnos sanamente con todo y con todos! Y este relacionarnos pasa por conocernos. Y este conocernos pasa por preguntarnos. Y este preguntarnos pasa por pensar. Y este pensar pasa por dedicar tiempo a reflexionar. Y este reflexionar pasa por la voluntad. Y esa voluntad pasa por la motivación. ¿Qué nos mueve en la vida? ¿Estamos vivos?
¡PREGÚNTATE!