El año en que ADELE se lo llevó todo y yo recuperé mi fe en la humanidad. Si amigos, Adele estaba nominada a seis premios Grammy y se llevó los seis, incluyendo Mejor Álbum del año/Disco del año/Video/Canción/Artista Pop y Album Pop. Porque gracias a Dios, "pop" no solo significan Katy Perry o Lady Gaga (Little Monsters, reconsiderad vuestra decisión) que por cierto, ninguna de las dos se llevó NADA. Lo pongo en mayúsculas porque alguien tenía que decirlo. Uf, qué bien se queda uno.Mi querido (y cada vez peor de la cabeza) Kanye West también se llevó a casa tres premios por My Beautiful Twisted Dark Fantasy (pedazo de álbum).Una ceremonia marcada por la desaparición de la diva del Soul Whitney Houston, a la que JENNIFER HUDSON rindió un tributo muy a la altura.
Ahora a lo que interesa, los ropajes de las asistentes (aunque hay que decir que este año el nivel ha estado muy bajo, la verdad)
Adele, deslumbrante (toma esa, Karl Lagerfeld!) en Giorgio Armani; HILLARY SCOTT, cantante de Lady Antebellum estaba deslumbrante, aunque discreta en un vestido bicolor degradé de Monique Lhuillier. El color oscuro no fue el escogido por la joven cantante country TAYLOR SWIFT, con un vestido increíble bordado en oro de Zuhair Murad.
RIHANNA escogió un Armani de escote pronunciado, yendo más discreta de lo que nos tiene acostumbrados (ese pelo lo debería mantener lo máximo posible), con zapatos de Christian Louboutin, los mismos que escogió ALICIA KEYS.