Aunque faltan casi dos meses para la Navidad, en otras latitudes comienzan a prepararlas con mucho más tiempo de antelación que por aquí, como en el caso de los países nórdicos. Quizás la llegada temprana del frío y de las primeras nieves les inculca el espíritu navideño de una manera más apremiante que a nosotros.
Es lo que sucede, por ejemplo, en la casa de la diseñadora sueca Ylva Skarp, situada en la provincia de Dalarna, al norte de Estocolmo. Se trata de una casa de campo, con grandes ventanales, en la que prima el binomio cromático blanco-negro (sello de la diseñadora), teñido con los tonos amaderados de las vigas del techo, el suelo y gran parte del mobiliario.
La decoración navideña me encanta porque es muy sobria (casi esquemática e imperceptible) y también lleva otra de las improntas de Ylva, los diseños caligráficos. A pesar de ello, la casa respira calidez y espíritu navideño.
Preciosa, ¿verdad?
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