Un estudio de la Universidad de New Hampshire muestra que los niños que son testigos del abuso de un hermano o hermana por parte de un padre pueden quedar tan traumatizados como los que presencian la violencia de un padre contra otro padre. Tal exposición está asociada con problemas de salud mental como depresión, ansiedad e ira.
La investigación, publicada en la revista Child Abuse & Neglect, utilizo los datos combinados de tres encuestas nacionales para observar más de cerca las experiencias de más de 7000 niños entre las edades de un mes y 17 años. Esto incluyó cualquier incidente en el que un niño viera a un padre golpear, patear o lastimar físicamente a un hermano en su hogar durante el transcurso de su vida. La exposición fue mayor para aquellos cuyos padres tenían algo de educación universitaria, pero no la habían completado. Fue más bajo en familias con dos padres biológicos o adoptivos. Las tasas no difirieron por raza o etnia. Los jóvenes expuestos mostraron niveles más altos de angustia mental como ira, ansiedad y depresión.
El estudio destaca la contribución única de ver a un padre maltratar a un hermano en su hogar a los sentimientos de miedo y angustia por la salud mental en los jóvenes. Esperan que se amplíe el pensamiento sobre la violencia doméstica como una forma de exposición indirecta y exigen aplicaciones prácticas y clínicas como intervenir preguntando a los hermanos sobre su exposición a la violencia, mayor educación y estímulo para los padres, y ofrecer formas para que los niños expuestos ayuden apoyando a sus hermanos y sintiéndose seguros al contárselo a otro adulto.