Se considera que algunos niños se encuentran en situación de alto riesgo en cuanto al desarrollo de conductas violentas. Dichos niños ya presentan evidentes marcadores de conducta violenta, entre los cuales se incluyen:
- Intimidar a otros niños o ser el blanco de los abusos.
- Mostrar una conducta agresiva o ser a veces agresivo y a veces introvertido.
- Ausentarse de la escuela sin permiso.
- Ser arrestado antes de los 14 años.
- Pertenecer a grupos de compañeros delincuentes o violentos.
- Consumir alcohol u otras drogas de manera indebida.
- Participar en conductas antisociales, como por ejemplo iniciar incendios o tratar cruelmente a los animales.
Jóvenes y adolescentes:
Para los padres de jóvenes y adolescentes, la intervención debe explicar en forma adecuada los temas relacionados con el desarrollo, como por ejemplo la sexualidad, la creciente independencia y las probabilidades de conducta rebelde. El programa para padres con niños mayores debe presentar lo siguiente:
- Reformulación de los motivos subyacentes de la conducta del niño en términos no peyorativos (por ejemplo: pertenencia, competencia, disminución del temor).
- Aumento de los patrones de comunicación positivos y disminución de los negativos entre los miembros más cercanos del grupo familiar, el resto de la familia y los compañeros.
- Mejoramiento de la habilidad de los padres para identificar los modelos positivos entre la totalidad de los familiares y en la comunidad, reduciendo así las influencias negativas.
La intervención llamada Programa de Transición del Adolescente ha demostrado su efectividad para aquellas familias que tienen niños mayores. Ideado para padres de estudiantes de educación secundaria en situación de riesgo de consumo de drogas y alcohol, fracaso en los estudios y conducta antisocial, pretende la mejora de las siete destrezas clásicas necesarias en la crianza:
- La formulación de solicitudes de manera neutra,
- el uso de la recompensa,
- el seguimiento de actividades,
- la elaboración de normas,
- la estipulación de consecuencias razonables por violación de las normas,
- la resolución de problemas y
- la escucha en forma efectiva.
Las clases se imparten semanalmente durante 12 semanas en grupos de 8 a 16 padres y siguen un programa basado en destrezas. En una prueba aleatoria de control del programa, en la cual se trabajó con 303 familias durante un periodo de cuatro años, los participantes se compararon con los de una lista de espera de tres meses. Los padres en el programa presentaron una menor tendencia a reaccionar de manera exagerada ante la conducta de sus hijos, una mayor prontitud para tratar los problemas de conducta y menos depresión. Además, se observó cierta indicación de niveles diarios de conducta antisocial más bajos por parte del niño. Mientras mayor era el número de sesiones a las que asistían los padres (muchos no completan el programa de 12 semanas), mayor es el mejoramiento observado en la conducta. Se debe señalar, sin embargo, que esta evaluación es restringida, dado que se basa en la estimación e interpretación de la conducta por parte de los padres, en lugar de tomar en cuenta una medición objetiva.
Niños mayores en situación de riesgo y de alto riesgo:
En el caso de intervenciones dirigidas a los padres de niños mayores en situación de riesgo, las siguientes modalidades de intervención son las más efectivas, ya sea en forma individual o combinada:
- Sesiones de grupo sólo con los padres.
- Terapia con cada familia.
- Sesiones de grupo con varias familias.
Ayudar a los padres a que entren en contacto unos con otros y que participen en actividades fuera de las sesiones regulares de capacitación puede contribuir a maximizar los resultados de su intervención.
Para familias con niños mayores en situación de alto riesgo (en particular niños con múltiples factores de riesgo) las intervenciones familiares particulares y con base en el hogar son más efectivas. Las intervenciones para estas familias deben:
- Responder a los retos logísticos.
- Apegar a un formato claramente definido.
- Asegurarse el apoyo de grupos que puedan contribuir a reforzar las conductas deseadas.
Al trabajar con familias en situación de alto riesgo, es fundamental vincular la intervención para la formación de los padres con intervenciones centradas en el niño, que lo hagan participar de forma activa. El Programa de Terapia Multisistemática, por ejemplo, desarrolla estrategias y metas progresivas para cada miembro importante de la familia. Éste exige que el niño realice ciertas tareas y siga ciertas conductas, asimismo exige que los padres realicen un seguimiento de las acciones del niño y lo recompensen o lo disciplinen.
Intervenciones inespecíficas:
Tenemos un amplio abanico de alternativas. El modelo de las alternativas pone su atención en las causas que enfatiza el desarrollo y comunicación de actitudes, y estrategias y técnicas, cambios institucionales y estilos de vida alternativos que podrán disminuir las conductas inadaptadas y aumentar el interés por el desarrollo personal. Aparecen así:
- Alternativas que proporcionan un profundo sentimiento de comunicación con los demás.
- Alternativas que contribuyen al conocimiento propio y a la confianza en si mismo.
- Alternativas que ofrecen una experiencia gratificante física, mental o social.
Para una intervención comunitaria coherente habrá que tener en cuenta los dos modelos de intervención. El problema de la inadaptación social es, ante todo, un problema social, por lo que puede ser ineficaz cualquier intervención educativa sin enfrentarse antes con los problemas más profundos que pueda tener la comunidad: paro, incultura, ausencia de servicios para jóvenes, etc. En este sentido, parece mejor partir de las intervenciones inespecíficas centradas en los problemas profundos para posteriormente, de forma graduada, enfrentarnos con los problemas específicos de la inadaptación social.
Cada vez esta más claro que el tratamiento en medio abierto, con Educadores de Calle, ha de tener preferencia sobre el tratamiento institucional. No se trata simplemente de servicios dentro de la comunidad, sino de servicios de la comunidad y para la comunidad, lo que implica que la propia comunidad asuma su responsabilidad y ponga los medios más acordes con las necesidades de los sujetos con problemas de adaptación. El tratamiento en medio abierto intenta sobre todo prevenir, evitar el desarraigo del chico de su ambiente y explotar al máximo los recursos educativos existentes en la propia comunidad. Desde este planteamiento, son los padres, en primer lugar, los que se responsabilizan de la educación, con los apoyos socioeducativos que fueran necesarios.
PREVENCIÓN SOCIO-SANITARIA
Se ha puesto de manifiesto la necesidad de una prevención en torno a la salud y la no realización de prácticas nocivas, debemos tener en cuenta que la sociedad actual ha generado nuevos problemas relacionados con la salud, y que éstos exigen de la ciudadanía una preparación más adecuada que les permita prevenirlos eficazmente. Aprender a autocuidarse se perfila hoy como un objetivo prioritario. Podemos destacar que:
- El consumo de drogas provoca en la sociedad graves problemas, que están afectando en gran medida a los jóvenes y a sus familias, y no sólo desde el punto de vista de la salud. Necesario será potenciar un tipo de educación que facilite el diálogo, ayude a organizar el tiempo libre, etc.
- La educación sexual se hace cada vez más necesaria en una sociedad que parece estar muy bien informada pero que, a juzgar por datos objetivos, tiene altas dosis de desconocimiento y de errores, tanto en jóvenes como en adultos, que afectan gravemente al equilibrio emocional. Enseñar a conocer y aceptar el propio cuerpo, a buscar información o a demandar ayuda es educar para ser capaces de establecer con los demás unas relaciones más sanas y satisfactorias. Por otra parte, el aumento de las ETS (enfermedades de transmisión sexual) y, sobre todo, el problema del SIDA, hacen más acuciante la necesidad de una educación afectivo-sexual.
Para el tratamiento de la formación en una sexualidad seria y responsable nos podemos centrar en:
- Implicar a todas las personas que trabajan con el adolescente.
- Basarnos en un modelo de salud que incluye la interacción de los aspectos físicos, mentales, sociales y ambientales.
- Utilización de métodos activos y variados para lograr el desarrollo de destrezas adecuadas.
- Reconocer una amplia gama de influencias sobre la salud e intentar tomar en consideración las actitudes, valores y creencias de los adolescentes.
- Reconocer que muchas destrezas y procesos básicos son comunes a todos los temas de salud.
- Considerar que el desarrollo de la autoestima y de la autonomía personal son fundamentales para la promoción de una buena salud.
En el caso de la prevención en el consumo de drogas, además de los programas ya citados, nos podemos centrar en:
- Enfoque de enseñanza programada, en contextos de educación formal.
- Programas integrados de educación sobre drogas en los planes de estudio oficiales.
- Programas de educación sanitaria, que ayudan al joven a entender el uso nocivo de las drogas.
- Programas en los que se hace hincapié en la expansión del uso indebido de drogas,basados en que el uso de drogas es un síntoma del desajuste y características de la personalidad. Suelen ir dirigidos a jóvenes que consumen drogas o es probable que vayan a consumirlas.
Cursos relacionados:
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