Como muchas de las enfermedades, a la varicela se la puede prevenir mediante una vacuna, la cual tiene la intención de evitar la propagación de esta enfermedad, sus efectos y la reinfección posterior mediante el herpes zoster que generalmente aparece en los adultos. Es necesario una única dosis de esta vacuna, la cual de manera general no presenta reacciones secundarias y adversas en niños y adolescentes sanos.
Pero dependiendo de cada organismo, un efecto secundario podría presentarse a manera de un enrojecimiento, inflamación o dolor en el área en donde se aplicó la vacuna, pudiendo estar presente también algo de:
- Cansancio.
- Mareo.
- Fiebre.
- Náusea.
La vacuna tiene que ser administrada en niños sanos a una edad de 12 a 18 meses, lo cual tiene un gran efecto debido a que un 80% de los casos no se infectan con esta varicela. A partir de los 13 años se podría inmunizar a los jóvenes con una doble dosis.
Etapas de vida y condiciones de infección por parte de la varicela
La vacuna de la varicela podría ser aplicada junto a otras cuantas más que son también muy importantes para mantener sano al organismo, siendo estas:
- El sarampión.
- La rubéola.
- Las paperas.
- Hepatitis B.
- Polio.
- Meningitis.
Personas que pueden tener bajas defensas (un sistema inmuno débil) o mujeres embarazadas no pueden administrarse esta vacuna.
Debido a la sintomatología (ampollas y demás), un médico tratante puede identificar fácilmente a la varicela, aunque siempre es necesario hacer una valoración de los anticuerpos en la sangre para tratar de identificar plenamente al virus mediante pruebas de laboratorio.
Quienes pueden llegar a sufrir un contagio con varicela son generalmente:
- Niños prematuros.
- Personas con bajas defensas.
- Niños menores de un año o recién nacidos.
- Niños cuyas madres han sufrido varicela antes y durante el parto.
Bajo este último aspecto que hemos mencionado, las mujeres embarazadas que no han llegado a sufrir varicela con anterioridad deben tener mucha precaución, ya que si la enfermedad se contrae en los primeros meses de la gestación, el feto podría llegar a sufrir trastornos y malformaciones.
Un tratamiento recomendado es la conocida sintomática, misma que a base de analgésicos, cremas, antihistamínicos o lociones tratan de calmar picazón de las ampollas en el cuerpo. También se suele utilizar compresas húmedas o baños tibios para tratar de limpiar las heridas que se han producido al rascar aquellas ampollas con las uñas y los dedos. Un médico tratante definirá si es necesario la administración de antibióticos por la presencia de una infección bacteriana.