Cura muchísimas enfermedades entre ellas la bronquitis, las inflamaciones del intestino, los parásitos intestinales, hemorroides, Varices, enfermedades de los riñones y la vejiga, la fiebre tifoidea, las infecciones en general, el asma, la diabetes, obesidad, afecciones de la piel, reumatismo, gota, tos, ronquera, asma; pero donde el ajo despliega toda su enorme eficacia es contra la presión alta de la sangre y la arteriosclerosis
Cuando se consume ajos crudos con regularidad, el órgano que más se beneficia es el corazón, porque el ajo fluidifica la sangre espesa o impura, facilita el riego sanguíneo en general, y especialmente de las coronarias del corazón, evitándose la esclerosis de dicho órgano, el envejecimiento arterial, la endocarditis, la miocarditis, la pericarditis, los aneurismas, edemas y embolias, el asma, la parálisis, la angina de pecho, el reuma y la ciática.
El consumo regular de ajos crudos ayuda a las personas a protegerse contra la calcificación de las arterias y además contra la presión arterial y el rápido envejecimiento.
El Ajo también es un gran protector de los pulmones. Es un gran expectorante y está indicadísimo en la bronquitis, así como para fortificar las mucosas, dar flexibilidad a los anillos respiratorios y destruir los residuos venenosos en sus filamentos.
El ajo elimina los viejos residuos del cuerpo humano, facilitando el trabajo del organismo, que a menudo es tan pesado, en especial el del aparato digestivo.
Es un gran enemigo del ácido úrico y, además, prolonga la vida de la persona que lo consume habitualmente y en buena cantidad.
El zumo de ajo contiene cierta cantidad de vitamina C, además de azufre, fósforo, silicio y yodo.
Su abundante contenido de fósforo y de azufre, lo hacen destacar como un sedante especial para los nervios
Para obtener todas las propiedades curativas del ajo se recomienda comerlo crudo ya que al cocinarlo se pierde gran parte de su valor curativo.
En la Naturaleza no hay nada tan desinfectante como el ajo y el limón. Frotando con ajo crudo el lugar donde haya picado algún animal ponzoñoso, desinfecta como ninguna otra sustancia. Su jugo mata inmediatamente toda clase de microbios patógenos
Para las personas que no resistan comer el ajo crudo, se recomienda tomar el zumo de ajo con leche o con limón. Tomado con zumo de limón o con leche apenas se nota el fuerte sabor picante del ajo, y resulta más agradable de tomar El número de dientes de ajo que pueden tomarse diariamente depende de la costumbre. Se puede comenzar por uno o dos. En general, la dosis media puede ser de cuatro o cinco dientes diarios.
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