Comienza un nuevo año (hasta ahí ninguna novedad ¿no es cierto?) y, como todos los anteriores, entramos en él cargaditos de expectativas y nuevos propósitos. Son prácticamente los mismos de cada año: mejorar la situación económica (encontrar trabajo o encontrar ¿otro mejor?), adelgazar (¡ir al gimnasio!), estudiar algo (¿retomar tal vez el inglés?) y tal y tal... Al final, la recompensa es suculenta. No se trata de mirar atrás y ver que has perdido dos tallas de pantalón o que has leído veintisiete libros en un año, sino la satisfacción del objetivo cumplido, de alcanzar metas, de haber sido capaz.Mucha suerte para este año, de corazón, y si necesitáis un empujoncito... no tenéis más que avisar.