Protectores solares, filtros físicos o químicos: diferencias y más

Por Anahigemma @anahigemma

¿Sabéis lo que significa “SPF”’? ¿Es mejor un filtro físico o químico? ¿Todos los protectores solares son iguales? ¿Es lo mismo UVA que UVB?

Seamos sinceros. Muchas personas no conocen la respuesta a todas estas preguntas. El verano hay que asumirlo con responsabilidad para no arriesgar la salud. Las manchas y marcas en la piel, el envejecimiento prematuro y los distintos tipos de cáncer son sólo algunos de los efectos de la sobreexposición solar sin protección.

Para disfrutar, sin riesgos, es importantísimo conocer el factor de protección solar, o SUN PROTECTION FACTOR  (siglas SPF) que vuestra piel necesita y mantener ciertas pautas con disciplina que Claudia di Paolo, nuestra Beauty Hunter de cabecera nos da a continuación:

Las personas con mayor riesgo (y que por ello deben extremar las precauciones) son:

-   las de piel y ojos claros,

-   quienes se exponen en forma prolongada al sol, por su actividad (ya sea en deporte o trabajo),

-   las que durante la infancia han tenido episodios de quemaduras solares,

-    quienes tienen historia personal o un familiar directo con cáncer de piel y

-   las personas con muchos lunares.

La aplicación de los productos protectores debe hacerse en forma regular en todo el cuerpo 30 minutos antes de ponerse al sol, 2 gramos por centímetro cuadrado y en forma uniforme. No olvidarse de zonas delicadas: cuello, orejas, empeines y calva.

Además, hay que volver a aplicarlo cada dos horas o después de haber sudado mucho o de haber estado en el agua más de 40 minutos.

Los productos con FPS de 2 a 10 son considerados de baja protección, los que van de  15 a 20 de media protección y los de entre 30 y 50 o superior de alta protección. Si la persona tiene una piel muy blanca lo ideal es un factor de protección 40 o 60. En el caso de las pieles más morenas pueden usar un factor 15. Pero, lo recomendable es siempre usar un factor de 30 para arriba.

Comenzad por determinar cuánto tarda vuestra piel en quemarse al sol sin protección (aproximadamente), esto os permitirá sacar la cuenta pues el FPS se relaciona con el tiempo que nuestra piel se mantiene “a salvo” de los rayos solares sin quemarse.

Las pieles claras suelen tardar entre 3 y 5 minutos, las menos sensibles 10 o más mientras que las pieles oscuras pueden tardar hasta 40 minutos sin quemarse. Al multiplicar ese tiempo por el FPS que indica el producto obtendréis la cantidad de minutos que estáis protegidos, por ejemplo si tardáis 5 minutos en quemaros sin ningún producto y elegís un protector con FPS 15 estaréis 75 minutos resguardados.

Debéis usar un producto especial para la cara ya que la piel es más sensible y delicada, con un mayor FPS y otro para el resto de vuestro cuerpo.

 

Tened en cuenta también la actividad: si sois deportistas comprad un protector resistente al sudor y el agua.

Elegid filtros solares de amplio espectro que protegen frente a los rayos UVA responsables del envejecimiento y UVB responsables del eritema, se distinguen de los sencillos porque en el envase aparecen dos numeraciones, la primera para la protección UVB y la segunda para la UVA. En los protectores normales solo aparece la protección para los UVB.

Existen dos tipos de filtros: los químicos y los físicos.

Cada uno tiene sus ventajas y desventajas. Muchos protectores solares incorporan en su formulación los dos tipos.

Los filtros químicos, están constituidos por moléculas capaces de absorber los rayos UVA y UVB protegiendo las capas más profundas de la piel. Su composición sintética es poco densa por lo que son perfectos para pieles grasas. La desventaja es que al ser absorbido por la piel tiene la posibilidad de crear intolerancias. (Componentes habituales: Octylcrylene, Octinoxate, Avobenzone, Oxybenzone, Octisalate, Homosalate, 4-MBC, Meroxy SX y XL.)

Los filtros físicos contienen micropartículas que actúan como pequeños espejos que reflejan la radiación solar impidiendo que la piel la absorba. Son densos  y pueden dejar un halo blanquecino sobre la piel. No son absorbidos por la piel por lo que son recomendables para pieles delicadas o con intolerancias. Ingredientes habituales:  Titanium dioxide, Zinc oxide.

Como consejo en general,  entre las 11.30 de la mañana y las 3:00 de la tarde no hay que exponerse al sol. Con esta regla nos evitaremos problemas. A pesar de ello, siempre se debe aplicar un protector solar por si acaso. Paseando o yendo en bicicleta, o hasta si estamos debajo de una sombrilla. El protector solar no debe faltar nunca.

Para los que no os guste tomar el sol, pero queráis lucir con color de piel bronceadito, podéis optar por la inmensa gama de autobronceadores que hay en el mercado y obtener un color precioso, sin riesgos y sin perder el tiempo.

¿Y vosotros? ¿Soléis mirar con detalle la composición del protector solar a la hora de comprarlo? ¿Cuál es vuestra preferencia o prioridad? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!