Protestas contra el impuesto a internet

Por Desde Hungría
Desde que la semana pasada se anunciase el impuesto extra al consumo de internet, parte de la sociedad húngara se ha lanzado a las calles para protestar contra ello y contra Fidesz y el primer ministro Viktor Orbán. Y es que parece ser que esto ha sido la gota que ha colmado el vaso. El descontento social es cada vez más grande, y no se veían manifestaciones tan multitudinarias desde hace años.
Pese a haber arrasado en las últimas tres elecciones (europeas, parlamentarias y locales), el número total de votos a Fidesz ha disminuido progresivamente con el tiempo (debido a la creciente abstención). Budapest tiene varios distritos en manos de los socialistas, y, en otros en los que ganó Fidesz, el margen fue más estrecho en comparación a la Hungría rural, donde los conservadores han arrasado. Pero en la capital, más cosmopolita, cultural y universitaria, Fidesz cada vez tiene menos credibilidad. Y mucha gente ya se ha cansado.
Hace pocos días Estados Unidos vetó la entrada a varias personalidades húngaras importantes acusadas de corrupción, aunque no publicó sus nombres. Sin duda una medida para castigar al gobierno húngaro ante su deriva autoritaria y, especialmente, su alejamiento de la UE y los EEUU y su acercamiento a la Rusia de Putin (y ya no solo mediante acuerdos económicos, como el gasoducto South stream o la central nuclear de Paks, sino ideológicamente, cuando Orbán en sus últimos discursos puso como ejemplo los estados democráticos iliberales de Rusia o Turquía). Esto ha provocado que muchos húngaros empiecen a ver a su gobierno como el hazmerreir de Europa.
La puntilla ha sido este impuesto a internet de 150 forint (0,48 €) por gigabyte de tráfico generado (hay que recordar que internet ya se grava con el 27% de IVA), con topes de 700 y 5000 forint para particulares y empresas respectivamente. El domingo hubo una gran manifestación en Budapest contra el impuesto a internet, y decenas de miles de húngaros salieron a la calle para protestar, con los smartphones encendidos en alto, en una curiosa imagen que refleja la protesta a la perfección. Por otra parte algunos (según me han contado, ultras del Ferencváros, un equipo de fútbol de la capital, que venían de una manifestación cercana protestando contra el nuevo sistema de acceso a su estadio), se unieron a la protesta y lanzaron ordenadores viejos, teclados y monitores contra las ventanas de la sede de Fidesz. Pero salvo estos incidentes aislados, las manifestaciones han sido pacíficas.
La plataforma convocante de la protesta, a través de Facebook, se ideó para conseguir 100.000 seguidores. A día de hoy ya tienen casi 250.000. El domingo avisaron que si en 48 horas el gobierno no se echaba para atrás respecto al impuesto, volverían a manifestarse. Y así fue, ayer martes, de nuevo, teléfono en mano, una gran marea de manifestantes recorrió las principales arterias aquincenses, así como de las principales ciudades del país.



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