Pruebas diagnósticas (iv): probabilidad posprueba

Por Jagonzalez

Como hemos visto en la entrada previa, el cociente de probabilidades me da una idea de la utilidad de una prueba diagnóstica una vez la hemos aplicado y conocemos su resultado en un paciente. Si tiene determinados valores me confirma que dicho resultado es relevante. Vimos también que el cociente de probabilidades se obtiene a partir de la sensibilidad y especificidad de una prueba y que, al contrario que los valores predictivos, no depende le la probabilidad preexamen o de la prevalencia de la condición a estudio.

Lo que proponemos ahora es conocer la probabilidad de que un paciente tenga o no la condición o enfermedad que se estudia mediante una prueba validada, teniendo en cuenta los cocientes de probabilidades de dicha prueba y la probabilidad estimada previamente (preprueba, preexamen o pretest). Es decir, si sé cuánto de relevante es el resultado de la prueba y la prevalencia de la condición (o la estimación de la probabilidad preprueba a partir de anamnesis y examen físico), ¿cuál es la probabilidad de confirmar ese resultado?

La prevalencia será la de la población a la que pertenezca nuestro paciente o usuario. Pero, si tenemos en cuenta la experiencia del profesional y los datos de la historia clínica, se hace la estimación “personalizada” para ese paciente. Esta es la situación más típica a la que se enfrenta un fisioterapeuta. Con el dato de la probabilidad preprueba y los de los cocientes de probabilidades (o razones de verosimilitud o likehood ratios) obtengo una probabilidad posprueba de que el paciente tenga o no la condición. Para ello, podemos hacer los cálculos pertinentes según el teorema de Bayes, lo cual nos complica un poco la vida. O podemos, siendo prácticos, emplear un diagrama bidimensional que nos presenta el cambio de probabilidades, de la preprueba a la posprueba, el nomograma de Fagan:

Su uso es sencillo. Simplemente se trazan dos líneas que unen la posibilidad preprueba estimada y que pasa por cada uno de los valores de los cocientes de probabilidades positivo y negativo, hasta la línea vertical que marca las probabilidades posprueba para cada cociente de probabilidades. Pero, siendo aún más pragmático, podemos hacer uso de una calculadora en línea (esta o esta otra calculadora), en la que introduciendo los valores conocidos antedichos obtenemos las misma probabilidades posprueba.

Así pues, en las entradas previas y aquí hemos intentado entender y hacer entender cómo reconocemos, en base a los estudios disponibles, si una prueba es válida; y si los resultados en nuestro paciente predecirán el diagnóstico correcto (¿tiene o no la condición o enfermedad?) con un cierto margen de seguridad. Todo eso lo encontraremos en la literatura.

La cuestión un tanto espinosa que, llegado este punto, debemos considerar ante una eventual molestia, dolor o dificultad, ¿cuál es nuestra capacidad prediagnóstica?  En definitiva, ¿cómo se estima la probabilidad preprueba?

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