Hasta hace unos años, un profesional sanitario ni se planteaba la opción de trabajar en la sanidad privada. La pública era casi la única opción, y no por diferencias de calidad, tecnología o retribución, sino por la "tradición" para el profesional sanitario de entrar en el sistema público y con el tiempo acceder a una plaza en propiedad.El paso del tiempo, la actual crisis, el incremento de la actividad privada y el "desapego" por la sanidad pública (tanto por la desmotivación imperante como por la cultura funcionarial y por las medidas estratégicas de los últimos años) están provocando que muchos profesionales pierdan el miedo a la sanidad privada o a los modelos mixtos, que cada vez proliferan más (servicio público y empresa privada).Incluso recientemente nos comentaban que si hace años era difícil convencer a un profesional sanitario del sector público que se pasara a la privada, ahora es mucho más sencillo. ¿Dinero? ¿Necesidad de cambio? ¿Mejores condiciones? ¿Debería la sanidad pública aprender algo del sistema privado en materia de empleo y retención del talento?En el último número de The Medical Journal of Australia se publican dos puntos de vista muy interesantes sobre la elección de la sanidad pública o privada como opción laboral. Diana R McKay firma el artículo con los motivos para elegir la pública, y Terry J Coyne se encarga del artículo de la sanidad privada como primera opción. Hace un tiempo planteamos en este blog (e incluso lo lanzamos a algunos conocidos) la necesidad de contar en los medios de comunicación especializados de alguna sección con dos puntos de vista expertos sobre un tema, como la que comentamos hoy o como el Face to Face del British Medical Journal. ¿Alguien se anima?
Hasta hace unos años, un profesional sanitario ni se planteaba la opción de trabajar en la sanidad privada. La pública era casi la única opción, y no por diferencias de calidad, tecnología o retribución, sino por la "tradición" para el profesional sanitario de entrar en el sistema público y con el tiempo acceder a una plaza en propiedad.El paso del tiempo, la actual crisis, el incremento de la actividad privada y el "desapego" por la sanidad pública (tanto por la desmotivación imperante como por la cultura funcionarial y por las medidas estratégicas de los últimos años) están provocando que muchos profesionales pierdan el miedo a la sanidad privada o a los modelos mixtos, que cada vez proliferan más (servicio público y empresa privada).Incluso recientemente nos comentaban que si hace años era difícil convencer a un profesional sanitario del sector público que se pasara a la privada, ahora es mucho más sencillo. ¿Dinero? ¿Necesidad de cambio? ¿Mejores condiciones? ¿Debería la sanidad pública aprender algo del sistema privado en materia de empleo y retención del talento?En el último número de The Medical Journal of Australia se publican dos puntos de vista muy interesantes sobre la elección de la sanidad pública o privada como opción laboral. Diana R McKay firma el artículo con los motivos para elegir la pública, y Terry J Coyne se encarga del artículo de la sanidad privada como primera opción. Hace un tiempo planteamos en este blog (e incluso lo lanzamos a algunos conocidos) la necesidad de contar en los medios de comunicación especializados de alguna sección con dos puntos de vista expertos sobre un tema, como la que comentamos hoy o como el Face to Face del British Medical Journal. ¿Alguien se anima?